La extrema derecha busca manipular a los niños en su favor.

La escena que aparenta ser una parodia fue protagonizada por el gran día de Donald Trump. Durante las primeras horas de su mandato en la Casa Blanca, el nuevo presidente acaparó los titulares junto a Elon Musk. El motivo de tal revuelo: un saludo peculiar ante las cámaras y el mundo entero. Para algunos, este acto fue simplemente un momento de euforia del hombre más rico del planeta, pero para otros, incluyendo varios críticos, se interpretó como una clara provocación con connotaciones nazis que parecían resonar en los círculos de la extrema derecha de Washington. En Suecia, dichos eventos han despertado ecos preocupantes.

Niños: ultra meta. Lo mencioné en un extenso artículo reciente que publiqué. Suecia está experimentando una transformación inquietante en el panorama de la extrema derecha, donde la edad democrática de los reclutas ha decrecido notablemente, alcanzando a niños tan jóvenes como diez años, en particular en áreas como Värmland. Este fenómeno es alarmante y refleja la vulnerabilidad de los más jóvenes.

Porque. Para entender este fenómeno complejo, el sociólogo y especialista en prevención del extremismo, Lars Streilen, ofrece explicaciones cruciales. Se ha observado que el impacto de figuras como Donald Trump y Elon Musk ha popularizado gestos que son asociados con movimientos de extrema derecha. Esto ha llevado a algunos adolescentes a imitar simbologías y gestos nazis, no por una adhesión ideológica genuina, sino por simple mimesis, sin comprender el profundo significado y la gravedad de tales acciones. Esta banalización inicial de símbolos tan oscuros ha abierto la puerta a un reclutamiento efectivo en el que grupos violentos aprovechan la vulnerabilidad emocional de jóvenes solitarios y aislados.

Mutación por ultra-derecho. También se ha reportado que el Movimiento de Resistencia Nórdica (MRN), un grupo significativo en el ámbito de la extrema derecha, ha visto mermar su influencia en ciertas áreas, siendo incluso catalogado como un grupo terrorista en los Estados Unidos. Sin embargo, han surgido nuevas organizaciones más pequeñas y difíciles de rastrear, como el Club Activo y Fitness Studio XIV, que utilizan redes sociales como TikTok para atraer miembros antes de trasladarlos a espacios más privados.

A estas organizaciones también se les han detectado conexiones internacionales con redes análogas en Europa y Estados Unidos, utilizando tácticas de adoctrinamiento temprano y entrenamiento físico con fines violentos, bajo el contexto de una supuesta «próxima guerra racial».

Perfil de reclutamiento. Otro aspecto crucial se centra en cómo ha cambiado el perfil de los reclutas. A diferencia de décadas anteriores, donde prevalecían jóvenes con ideales sólidos, los reclutas contemporáneos son a menudo chicos vulnerables que carecen de pertenencia social y están excesivamente expuestos a las redes sociales.

Este desarrollo ha alimentado la soledad y la radicalización de estos jóvenes, quienes pueden encontrar una falsa sensación de comunidad y propósito dentro de estos grupos. Sin el apoyo sólido de sus familias y comunidades, el patrón se ha vuelto más peligroso, facilitando el surgimiento de «lobos solitarios» que cometen actos de violencia sin coordinación explícita, pero impulsados por las doctrinas de odio.

Miembros de los Proud Boys

Deje, epicentro del ultra-derecho. En este contexto, la pequeña ciudad de Deje se ha establecido como un foco de actividad de la ultraderecha, siendo la sede de los Hammerskins, un grupo supremacista blanco que ya está prohibido en Alemania. Deje también sirve como espacio de encuentro para otras organizaciones como el Movimiento de Resistencia Nórdica y los Proud Boys a nivel internacional.

El Guardian ha revelado que, aunque su presencia es restringida, su influencia es notable. Cuentan con instalaciones para entrenamientos y adoctrinamientos, algo que se ha evidenciado con el caso del Fitness Studio Club XIV, recientemente cerrado por las autoridades locales.

Racismo, misoginia y odio. Los discursos de estos grupos no se limitan únicamente al racismo; igualmente, promueven el odio hacia mujeres, la comunidad LGBTQ+, así como diferentes teorías de conspiración como la del “gran reemplazo”. También se mencionan figuras prominentes de la manosfera como Andrew Tate o el YouTuber sueco Marcus Follin (El dorado), quienes se presentan como voceros de una masculinidad tóxica y de resistencia blanca, normalizando extremos y radicalizando a jóvenes que buscan identidad y pertenencia.

Radicalización digital. El camino que siguen los más jóvenes es claro. El Servicio de Seguridad Sueco (SUPO) ha hecho un llamado a la alerta por la expansión de esta radicalización que se manifiesta en entornos digitales y a través de videojuegos, atrayendo a menores que aún no han alcanzado la adolescencia.

La combinación de aislamiento social, polarización política y el consumo de propaganda extremista parece haber generado un escenario propicio para el incremento de la violencia ideológica. Esto ayuda a normalizar el odio y las amenazas en el ámbito del debate público.

¿Un fenómeno global? Al concluir su informe, el Guardian llama a reflexionar sobre un interesante fenómeno global. El auge de la extrema derecha en Suecia parece estar profundamente enraizado en un contexto internacional donde figuras como Trump y Elon Musk han legitimado simbólicamente estos movimientos y su retórica.

Investigadores como Jonathan Leman han subrayado que, tras el cambio de actitud en Estados Unidos respecto a la extrema derecha, estos grupos se sienten más cercanos al discurso dominante. A pesar de algunos esfuerzos estatales por contener el fenómeno, como el incremento de programas de vigilancia y prevención, la falta de cohesión social, la soledad de los jóvenes y la creciente sofisticación de la propaganda digital continúan constituyendo una amenaza activa que está en pleno proceso de expansión.

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