
Saudi Arabia ha captado la atención global con sus ambiciosos proyectos arquitectónicos distópicos, los cuales fueron iniciados con la intención de diversificar su economía y posicionarse como un destino turístico de lujo de primer nivel. La espectacularidad de estas iniciativas, como la futurista ciudad de Neom, ha generado tanto interés como críticas, transformando al país en un epicentro de discusión sobre el futuro de las culturas y economías del Medio Oriente.
Sin embargo, el avance de este monumental proyecto se ha visto amenazado por una inestabilidad económica reciente que ha reducido drásticamente los ingresos del Fondo de Financiación Saudita. Esta situación adversa es atribuible, en gran medida, a la caída en el precio del petróleo, que se espera que permanezca en niveles bajos por un periodo considerable de tiempo.
La debacle del precio del petróleo. Un factor crucial que ha influido en el desarrollo de Proyecto Vision 2030 en Arabia Saudita es la necesidad de reducir la dependencia del país de sus vastas reservas de gas y petróleo, que han sido la base de su riqueza y prosperidad. En el actual clima geopolítico, el costo del petróleo ha disminuido drásticamente, lo que plantea desafíos significativos para la economía saudita
Como ha reportado Financial Times, en marzo de 2025, el precio del barril en los mercados internacionales se situó en alrededor de $70, un descenso considerable desde más de $100 en 2022. A pesar de las medidas de recorte de producción impuestas por OPEP+, la recuperación de precios del petróleo ha sido sombría y insuficiente para reestablecer la confianza económica.
Sin financiamiento ni petróleo. Esta caída en la riqueza está impactando dolorosamente el presupuesto nacional, lo que ha llevado a los expertos a predecir que el gasto podría disminuir más de un 3.7% para 2025. Las proyecciones iniciales del gobierno saudita contemplaban ingresos significativamente mayores que ahora no se materializan, lo que implica que
«Una caída más significativa y sostenida en el precio del petróleo requeriría recortes más profundos en el gasto estatal para controlar el déficit y la creciente deuda del gobierno,» informa Financial Times.
Como se ha reportado por Bloomberg, la administración de Arabia Saudita había diseñado un presupuesto de aproximadamente $342,000 millones para 2025, de los cuales esperaban ingresos petroleros por alrededor de $315,000 millones. Este escenario resultaría en un déficit cercano a los $27,000 millones, un problema que se agrava con la falta de recuperación del precio del petróleo.
Ya ha habido recortes previos. Esta no es la primera vez que se han reducido los planes grandiosos en Neom. Hace ya un año, las propuestas para construir un edificio que llegaría a 170 kilómetros de longitud se acortaron a solo 2.7 kilómetros para su finalización en 2030, y se desechó el sistema de desalinización proyectado para garantizar el suministro de agua potable a la nueva metrópoli en formación.
Frente a la situación actual, tales recortes anteriormente fueron impulsados por el bajo rendimiento financiero del Fondo de Inversión Pública Saudita y, según The Wall Street Journal, por tácticas de «contabilidad creativa» aplicadas por los administradores de estos proyectos en un intento de justificar sus decisiones poco ortodoxas.
La encrucijada saudita. En este contexto, la infraestructura de construcción sigue en marcha, esforzándose por atraer inversores que ayuden a cubrir los costos de los megaproyectos planeados. Arabia Saudita se ha comprometido a albergar eventos internacionales como los Juegos de Invierno Asiáticos en 2029, la Expo 2030 en Riad, y ha presentado su candidatura para ser sede de la Copa Mundial de la FIFA en 2034.
Estos compromisos significan que el gobierno debe continuar invirtiendo en proyectos turísticos clave, particularmente en la construcción de múltiples etapas de desarrollos futuristas, incluyendo una estación de esquí con un lago artificial, un concepto sorprendente considerando el clima árido de la región.
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Imagen | Neom