
Tras el triunfo electoral de Donald Trump, Elon Musk emergió como una figura ejecutiva clave de la administración, actuando como un potente «motosierra» para cortar los excesos y desechos en el ámbito gubernamental. Sin embargo, apenas tres meses después, y en medio de múltiples controversias, Musk tomó la decisión de dejar su rol principal en Dege y volverse a enfocar en los asuntos de Tesla, su compañía insignia, para manejar de mejor manera la creciente presión que enfrentaba.
Rumores sobre el tema de Dege Muschus. Recientemente, el medio estadounidense Políticamente publicó una exclusiva donde se afirmaba que Donald Trump había mencionado a su círculo cercano que Musk podría estar dejando su posición frente a Doge. Esta noticia causó revuelo, dado que el vínculo entre ambos multimillonarios siempre ha sido bastante comentado.
A pesar de que Trump ha expresado su satisfacción con la labor que Musk ha desempeñado en su rol de «agente gubernamental especial» desde su llegada en enero, también considera que es un momento propicio para que Musk regrese a sus negocios y, de esta manera, reducir la presión que la opinión pública ejerce sobre la Casa Blanca. Esta dinámica es clave en un momento donde la relación entre los sectores público y privado se examina detenidamente.
El jueves pasado, en una entrevista realizada a Musk por Fox News, el millonario habló sobre su progreso: «Creo que habremos logrado un gran avance en la reducción del déficit, con unos mil millones de dólares menos en este periodo». Además, el jefe de comunicación de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, publicó en su perfil de X que «Elon Musk y el presidente Trump han dejado claro en público que Musk dejará su cargo como empleado especial del gobierno cuando termine su notable trabajo en Degy, refutando la información que había circulado en Políticamente.
Más un lastre como aliado. La inminente salida de Musk como mano derecha de Trump parece materializarse en un momento incómodo, dado que muchos miembros del gabinete gubernamental ven a Musk más como un lastre político que como una ventaja. Según informaciones citadas por Políticamente, Trump podría estar considerando la culminación del periodo de 130 días de validez de las subvenciones con estatus especiales para facilitar la transición de Musk y mantenerla alejada del foco mediático.
Estas tensiones se hicieron evidentes durante una acalorada discusión entre diversos miembros del gabinete de Trump, incluyendo a Marco Rubio, quien criticó los métodos empleados por Dege en la reducción de ciertos departamentos clave. Esta dinámica ha sido documentada por The New York Times, que resalta el malestar creciente dentro del círculo de poder.
La gota que llenó el vaso: Wisconsin. Trump había manifestado sus intenciones de mantener a Musk en su equipo, pero la reciente confirmación del resultado en Wisconsin podría haber sido el último indicio de que la administración busca distanciarse de Musk.
A pesar de los rumores sobre un alejamiento, fuentes cercanas a Políticamente señalan que Musk podría seguir desempeñando un papel de asesor, aunque a menudo de manera informal y menos visible en la Casa Blanca. Sin embargo, otras voces advierten que sería un error pensar que Musk perderá completamente su influencia sobre las decisiones que se toman.
Un cambio en la relación con Trump. En medio de las tensiones políticas que surgen entre los republicanos y el creciente escándalo que enfrentan, la acción del presidente sorprende, reflejando un cambio notable en la relación entre ambos magnates.
Un mes atrás, Trump había afirmado que Musk “vino para quedarse”, pero ahora está organizando una transición más mesurada y tranquila para alejar a Musk de las posiciones de poder político. Según lo que ha trascendido, Trump se ha referido a Musk diciendo: «Es un hecho impresionante, pero también creo que tiene un gran futuro por delante, así que en algún momento regresará. Querrá estar presente, lo mantendría todo lo que pudiera».
Tesla en llamas de Muschus. A pesar de todo, es evidente que Musk tendrá que canalizar sus esfuerzos para distanciarse de la política y centrarse nuevamente en Tesla, donde su exposición en el ámbito político ha generado protestas y reacciones adversas, afectando a los concesionarios y la percepción de los vehículos de su compañía. Una encuesta de Morgan Stanley reveló que el 85% de los inversores de Tesla considera que la postura política de Musk perjudica a la marca.
Estas controversias han tenido repercusiones que trascienden lo local. Las ventas a nivel global de Tesla se han desplomado, y con ellas, el valor de sus acciones, las cuales habían alcanzado un crecimiento significativo detrás de las elecciones en los últimos dos meses.
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Imagen | Flickr (Gage Skidmore))