


El baloncesto costarricense se encuentra en un momento de profundo luto tras el fallecimiento de uno de sus más destacados entrenadores, Rafael «Tathi» Ugalde Seanz. Su legado en el deporte no solo se debe a sus éxitos, sino también a la huella que dejó en todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo y trabajar a su lado.
La historia de Tathi en el baloncesto comenzó en 1962, cuando él era apenas un estudiante de escuela. Desde entonces, su pasión por este deporte fue evidente. Diez años más tarde, en 1972, hizo su debut como entrenador al tomar las riendas de un equipo femenino, donde demostró su habilidad y compromiso. Su primera gran victoria llegó en 1973, cuando ganó una medalla de bronce en los primeros Juegos Panamericanos celebrados en Guatemala, un hito que lo catapultó a la fama dentro del ámbito deportivo.
Voló con lasa
En su trayectoria, fue parte del equipo Laxa Taka, donde consiguió una impresionante cantidad de títulos en la primera sección femenina de Costa Rica. Comenzó con ellos en 1976 y durante su tiempo, se adjudicó 25 campeonatos nacionales y 11 copas. Hasta 2010, su legado sigue imponente con 15 tazas y 4 campeonatos en su haber. Además, logró obtener un campeonato y 2 subcampeonatos en torneos centroamericanos, resaltando su apuesta por el desarrollo de jóvenes talentos.
El compromiso de Tathi en los Juegos Centroamericanos fue constante, donde se destacó con un notable desempeño que aportó a su equipo 3 medallas de oro, 1 de plata y 2 de bronce. De 1976 a 2003, la comunidad del baloncesto lo reconoció como el mejor entrenador del año en 14 ocasiones, lo que evidencia su dedicación y habilidad en la dirección técnica. Para 2017, Tathi se retiró de la dirección de Maxibigast, dejando un vacío que será difícil de llenar.
Alba Quesada, quien fue directora del ICoder, expresó sus sentimientos hacia Tathi con nostalgia. «Hoy debemos despedirnos de uno de los grandes compañeros de la Icoder, sintiendo una profunda tristeza. Si bien ha estado jubilado durante algunos años, siempre vivirá en nuestros recuerdos y corazones.» Recordó con cariño cómo en sus años jóvenes, Tathi ocupaba un lugar especial en su vida, compartiendo risas y buenos momentos que permanecen vivos en su memoria. Su sentido del humor, calidez y cualidades humanas son características que siempre serán recordadas.
Tathi no solo estaba involucrado en el baloncesto dentro de su trabajo en el ICOR, sino que su dedicación trascendía más allá, dedicando su vida a entrenar a atletas de distintas generaciones. No solamente les enseñaba habilidades deportivas, sino que también inculcaba valores fundamentales como el trabajo en equipo y la perseverancia. Su inigualable amor por este deporte fue contagioso, y muchos vieron en él una fuente constante de inspiración y motivación.
Otra figura legendaria del baloncesto, William Úiga Pana, también expresó su tristeza ante la partida de Tathi. «Es doloroso perder a un amigo como él; es un profundo dolor que siente mi corazón.» Las palabras de sus colegas y ex alumnos reflejan el impacto que tuvo Tathi Ugalde en el baloncesto y en la vida de quienes lo rodearon, un legado que perdurará por siempre en la historia del deporte en Costa Rica.