El 17 de abril de 2025, en Washington, ocurrió una declaración importante por parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien expresó su optimismo respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial con China en un periodo relativamente corto, estimando que podría concretarse en las próximas tres o cuatro semanas. Este anuncio fue realizado durante una sesión informativa con los medios en la Casa Blanca, donde Trump fue consultado acerca del plazo en que espera que se resuelva esta renegociación crucial.
Al comienzo de su intervención, Trump reafirmó su confianza en la posibilidad de llegar a un «muy buen» acuerdo comercial con el gigante asiático, a pesar de la actualmente compleja situación marcada por las tarifas implementadas por su administración. Destacó la importancia de la cooperación bilateral en este aspecto, incluso en medio de las tensiones comerciales que han surgido a raíz de la imposición de aranceles.
Además, Trump hizo un comentario que sugiere que no está alarmado por el hecho de que algunos de los aliados de Estados Unidos pudieran estar fortaleciendo sus relaciones comerciales con China, en respuesta a las restricciones comerciales que han sido impuestas por Washington. Para enfatizar su postura, refirió que aún es posible establecer lazos comerciales beneficiosos entre Estados Unidos y China.
Por su parte, China respondió de manera abierta a los llamados de negociación por parte de los Estados Unidos. En una conferencia de prensa, la portavoz del Ministerio de Comercio Chino, Yongqian, manifestó que Beijing está dispuesta a reiniciar conversaciones comerciales con Washington. Sin embargo, enfatizó que es esencial detener las amenazas y el chantaje para resolver las disparidades actuales a través de un diálogo que sea equitativo y fundado en el respeto mutuo.
Durante el desarrollo de los eventos, se notó también que el Ministerio de Comercio de China mantiene líneas de comunicación activas con departamentos relevantes en los Estados Unidos, indicando un interés por establecer un camino hacia el entendimiento. Comentando sobre los reciente pronunciamientos de Trump, Yongqian hizo hincapié en que Washington había sido el encargado de iniciar la disputa arancelaria, sugiriendo que la responsabilidad por la situación actual recae sobre el país norteamericano.
Desde el 5 de abril, el gobierno estadounidense ha implementado un incremento del 10% en las tasas arancelarias para todos los productos importados, exceptuando ciertas categorías. Este cambio se enmarca en una serie de acciones destinadas a lidiar con un déficit comercial que involucra a varios países, lo que ha resultado en una escalada significativa de la tensión entre Estados Unidos y China. A partir del 10 de abril, la administración de Trump adoptó una pausa de 90 días con respecto a la tarifas «recíprocas», aunque excluyó a China de estas consideraciones.
La decisión inicial de incrementar los aranceles sobre los productos chinos no ha hecho más que intensificar la guerra comercial entre estas dos naciones. En consecuencia, los aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones chinas han alcanzado un notable 145%, mientras que las tarifas de China sobre productos estadounidenses han llegado hasta el 125%. Esta situación plantea serios desafíos económicos para ambas naciones y sugiere la urgencia de encontrar una solución a través del diálogo eficaz y la negociación.