Los datos recopilados por el Fondo de Seguridad Social Costarricense (CCSS) han revelado una alarmante tendencia en los últimos dos años, indicando que Los casos de violencia en los servicios de emergencia han experimentado un notable incremento. Esta situación ha planteado serios retos para el sistema de salud pública, en particular en las áreas donde la violencia tiene un impacto significativo en la atención sanitaria.
Esto se encuentra específicamente en las instituciones de salud de la región del Atlántico Huetar. Esta región ha sido identificada como uno de los epicentros de tales incidentes, lo cual genera una creciente preocupación entre las autoridades y profesionales de la salud que enfrentan esta difícil realidad todos los días. El informe epidemiológico elaborado por la Dirección de la Red Integrada para la provisión de Servicios de Salud Atlantic Huetar (Dripssha) hizo hincapié en que el año anterior atendió a 1.838 personas a través de eventos de violencia, comparado con los 1.342 casos documentados en 2022. Este aumento significativo demuestra la urgencia de abordar el problema de la violencia desde múltiples frentes.
Los diagnósticos más importantes asociados con los eventos de violencia corresponden a:
- Abuso físico: 1.385 casos.
- Abuso sexual: 231 casos.
«El grupo que está influenciado principalmente por situaciones de violencia consiste en menores, y dentro de este grupo, es especialmente preocupante el aumento de casos relacionados con la violencia sexual contra mujeres, correlacionándose con el fenómeno del embarazo adolescente, todo en el contexto de relaciones inadecuadas», comentó la MSC. Daniela Marchena Calderón, supervisora del trabajo social local.
Los grupos de edad más afectados fueron los adolescentes y la población de adultos jóvenes:
- Edades de 15 a 19 años: 225 casos.
- La edad de 20 a 24 años: 205 casos.
En términos de atención hospitalaria, los Hospitales Guápiles y Tony Facio Castro fueron los que concentraron el mayor número de atenciones, registrando 418 y 325 casos respectivamente. Esto pone de manifiesto la presión sobre estos centros de salud que deben lidiar con un flujo creciente de incidentes violentos.
Por otro lado, los servicios de emergencia de las áreas de salud Cariari y Talamanca ocuparon el tercer y cuarto lugar en cuanto a casos atendidos, con cifras de 211 y 177 casos respectivamente. Estas estadísticas destacan la extensión del problema más allá de las grandes ciudades, indicando que la violencia afecta a diferentes localidades en la región.
«Aunque las situaciones de violencia son un fenómeno social con raíces multifactoriales, donde diversas capas de la sociedad intervienen, CCSS ha iniciado varios programas de capacitación para su personal en los servicios de emergencia; el objetivo es sensibilizarlos sobre las regulaciones necesarias para el adecuado manejo de estas situaciones, incluyendo la implementación de protocolo inter-institucional», afirmó un representante de la CCSS.
Es importante resaltar que la CCSS coordina la atención inmediata y prioritaria a los gastos hospitalarios de los niños y las víctimas de la violencia, especialmente entre niños y adolescentes. Para ello, se promueve la identificación temprana de los casos, un enfoque integral y un monitoreo continuo de adolescentes embarazadas y padres jóvenes.
«Si un niño o un adolescente ingresa a un hospital bajo sospecha de violencia, el personal de la CCSS debe actuar con rapidez para identificar posibles riesgos, realizar una evaluación social durante el internamiento (que dura tres días) y asegurarse de incluir en la epicrisis los tratamientos y recomendaciones pertinentes al momento del alta», concluyó la MSC.