El norte de España ha expresado sus inquietudes sobre el turismo masivo durante años. Asturias enfrentó las dolorosas repercusiones de la pérdida.

La combinación ideal de la naturaleza, la serenidad y la gastronomía de alta calidad ha sido promocionada durante años como parte del atractivo del Turismo rural en Asturias. Sin embargo, se ha observado que este sector está enfrentando una caída notable en el interés, como se refleja en el caso de Balg. El impacto del Covid ha distorsionado la realidad del sector, provocando que los apartamentos especializados en turismo rural vean una disminución en la actividad que solían tener. Según datos del INE, se ha dado una “punción” en el flujo de viajeros, lo que ha resultado en que las habitaciones disponibles se utilicen menos y se pierda el interés general en este tipo de turismo.

Este fenómeno es significativo ya que se alinea con otras quejas provenientes del norte de España, desde Galicia hasta Cantabria y Asturias, donde se está lidiando con los efectos del turismo masivo. En Cantabria, la falta de atractivo frente a destinos como «el norte de Ibiza» ha suscitado quejas, mientras que en Galicia se protesta contra el fenómeno de los «fodechinchos». En la zona montañosa de Asturias, los hoteleros están clamando ante la necesidad de implementar acciones que prevengan el descenso continuo del turismo rural, que se ha querido afianzar como una fuente de ingresos sostenible.

Un símbolo en horas bajas. Una búsqueda rápida en Google revela que el turismo rural en Asturias atraviesa un momento complicado. La prensa regional ha estado reportando sobre el descenso del número de estancias, especialmente durante el otoño, cuando se han solicitado «ayudas específicas» para mitigar esta situación. A pesar del descenso, el Principado intenta revivir el interés en el turismo rural como parte de sus esfuerzos para estabilizar la economía de la región. En enero, el presidente Adrián Barbón se comprometió a revitalizar el turismo rural en la región, por lo que se lanzó un programa de bonos para alentar la demanda.

La situación de este sector despierta un gran interés, sobre todo porque Asturias logró establecerse en el mapa del turismo gracias a su famosa campaña «Asturias paraíso natural» en la década de 1980. Esta iniciativa permitió a la comunidad competir con destinos orientados al turismo de sol y playa. En la actualidad, Asturias cuenta con cientos de instalaciones y miles de camas, lo que reafirma su relevancia en el contexto del turismo rural en España.

¿Qué dicen los datos? Los datos indican que el sector no está en su mejor momento. El INE reportó que el año anterior, los alojamientos rurales en Asturias recibieron alrededor de 304,000 viajeros, quienes generaron 924,400 en estadías nocturnas. Este incremento del 1.7% con respecto al 2023 es positivo, pero aún así, el panorama resulta preocupante. En comparación con 2019, el número de noches contratadas ha visto una caída del 3.2%. Además, lo que anteriormente eran casi 975,000 estadías en 2019, ahora refleja una tendencia decreciente, lo que sugiere una larga retracción en este sector.

El inicio de 2025 no fue particularmente alentador. Durante el primer trimestre, el volumen de viajeros y el número de noches de hospedaje cayeron respecto al año anterior. Esto se debe, en parte, a que la Semana Santa 2024 tuvo un momento de alta demanda en marzo, mientras que este año se desarrolló en abril. Además, el Principado ha revisado las cifras para mostrar que hubo un crecimiento en febrero, lo que añade un matiz de esperanza, aunque todavía no resuelve la situación.

«Invierno muy negro». La satisfacción en el sector es prácticamente inexistente. El presidente de la Asociación EO-Porcia ha manifestado, en una reciente entrevista, que el equilibrio ha sido muy frágil en los últimos meses. Más de la mitad de las localidades aún habitadas han registrado una falta total de reservas en sus alojamientos desde diciembre hasta la última Semana Santa.

Buscando las causas. Surge entonces la importante pregunta sobre las razones detrás de estos datos preocupantes. ¿Por qué ha caído la duración promedio de estadía en los alojamientos rurales? Mientras que en 2001 se registraban 6.13 días, ahora está en 4.76. Según Ana Llano, representante de la Asociación Fuentes del Narcea, uno de los factores clave es que las preferencias de los turistas han cambiado significativamente. Hoy en día, buscan experiencias más diversificadas y buscan diferentes formas de explorar el entorno.

«Antiguamente, los turistas venían a pasar el verano para relajarse en la naturaleza. Ahora desean más interacciones sociales y experiencias compartidas», comentó Llano. Esta observación resuena con la disminución de las habitaciones ocupadas en el turismo rural, aunque la estadía de turistas externos se mantiene en incremento. De este modo, a pesar de la reducción de la duración de las estancias, la oferta de servicios sigue en aumento en Asturias.

«Terminan el turismo rural». A este desafío se suma la necesidad de desestacionalizar el turismo, enriquecer la oferta con paquetes atractivos y la competencia con otros tipos de alojamientos, como los apartamentos turísticos (VUT) o las instalaciones no reglamentarias. Estas últimas, al operar fuera del marco legal, dañan la balanza del sector. Muchos observadores indican que la existencia de estos espacios, cuya proliferación ha sido notable, puede «acabar con el turismo rural», alertan desde el sector.

Salvavidas extranjeras. A pesar de la disminución de los precios en los alojamientos rurales, la demanda esencialmente se ha mantenido debido a los visitantes internacionales. El panorama se ha modificado y, aunque las noches alquiladas por turistas nacionales han decaído, el interés de viajeros extranjeros ha crecido considerablemente. Para contrarrestar esta situación, el Principado lanzó una campaña para motivar a los asturianos a explorar su propia comunidad, utilizando el eslogan: «¿Estás seguro de que conoces Asturias?”

Cuando el turismo no llega. El caso de Asturias es fascinante por otro motivo. A pesar del incremento en el turismo registrado en años recientes y el debate abierto sobre los efectos de este sector en el mercado inmobiliario, han surgido protestas contra el turismo en varios lugares de España. Zonas como las Islas Canarias y las Islas Baleares han visto movimientos similares, así como regiones del norte, donde se discute la saturación de ciertos puntos turísticos, como en Galicia o Cantabria.

El estado del turismo rural en Asturias plantea una interrogante importante: ¿qué ocurre cuando el turismo deja de llegar o se reduce notablemente? ¿Cómo responden las comunidades que han desarrollado una fuerte infraestructura turística ante un posible colapso de este sector? Este dilema es crucial, ya que a pesar de la tendencia negativa en los alojamientos rurales, Asturias concluyó el último año con un «registro de visitantes y habitaciones» que, de algún modo, refleja la resiliencia de la ocupación en la transición hacia un turismo más equilibrado.

Fotos | AR ® Escuela Superior de Medio Ambiente (Flickr) y José Antonio Cartelle (Flickr)

En | El turismo español enfrenta el riesgo real de morir precisamente por su éxito. Actualmente, existen indicaciones que sugieren tres áreas críticas a seguir trabajando.