

El fenómeno que observamos actualmente en la guerra de Ucrania no es algo aislado; es una tendencia que se ha manifestado en diversos conflictos a lo largo de la historia moderna. En este contexto, específicamente en el actual conflicto en Ucrania, esto se traduce en el uso de tácticas sorprendentes durante los combates. Ya hemos explorado en ocasiones anteriores cómo un aislamiento óptico del marine, combinado con un dron, fue esencial para demostrar su amenaza real. Sin embargo, lo más reciente en este ámbito implica un revolucionario sistema de recompensas basado en puntos.
Para entenderlo mejor, pensemos en la analogía de ir a una guerra «Amazon».
Una guerra con puntos. Esta fue la premisa que mencioné en una reciente publicación y también fue discutida por Politically. En esta innovadora iniciativa, Ucrania ha creado una impresionante fusión entre su ejército y la cultura de los video juegos, al implementar un sistema de recompensas que otorga puntos a los soldados por eliminar tropas rusas o destruir vehículos enemigos, siempre y cuando estas acciones sean verificadas a través de grabaciones de drones.
Estos puntos, conocidos como «epoints», se pueden canjear en el mercado Brave1, una nueva plataforma digital diseñada para funcionar como un «Amazon Militar». Esta plataforma permite a las unidades de combate acceder a tecnología avanzada, incluyendo drones de ataque y robots terrestres además de componentes electrónicos como baterías, cámaras y motores, que son vitales en el campo.
Agregue pérdidas para comprar artillería. La iniciativa, liderada por Mykhailo Fedorov, el Ministro de Transformación Digital de Ucrania, busca acelerar el proceso de descentralización del acceso a equipamientos, permitiendo a los soldados seleccionar y adquirir las tecnologías que más se ajusten a sus necesidades en el frente, utilizando sus recursos personales o mediante las recompensas acumuladas por su efectividad en combate.
El sistema ha establecido un valor numérico para cada objetivo enemigo: por ejemplo, se otorgan seis puntos por cada soldado ruso eliminado y cuarenta puntos por cada tanque destruido. Esta estructura permite, por ejemplo, conseguir drones como el «Baba Yaga» a cambio de 43 puntos o la adquisición de un drone reutilizable «segunda pierna» por aproximadamente 60,000 dólares estadounidenses para tres unidades. Lo notable es que la entrega se lleva a cabo directamente a través de financiamiento estatal, eliminando la necesidad de intermediarios. La Unidad de pájaros de Magyar, famosa por sus ataques con drones FPV, ya ha acumulado más de 16,000 puntos, destacándose en la lista de clasificación de marzo, seguida de brigadas especializadas en sistemas no tripulados y tácticas especiales.
Un amazon militar. La plataforma Brave1 Market no es meramente un espacio de compras; es un modelo de logística disruptiva y adquisición durante tiempos de conflicto. Su catálogo incluye más de 1,000 artículos, que abarcan desde armamento avanzado hasta soluciones técnicas en comunicación, monitoreo, navegación y protección electrónica. Los soldados pueden navegar por el portal, comparar modelos, leer especificaciones y contactar directamente a los fabricantes para realizar pedidos.
Aunque parte del contenido es de acceso restringido, la mayoría del inventario es públicamente accesible, facilitando la toma de decisiones rápidas y autónomas desde el frente de batalla. Un objetivo fundamental de este sistema es cerrar la brecha existente entre el desarrollo tecnológico y su implementación práctica en el campo de combate. Además, INSIDER reportó que muchas unidades desconocían la disponibilidad de ciertos dispositivos; gracias a esta plataforma, pueden solicitarlos directamente sin depender de trámites burocráticos lentos.
Drones como moneda. Dentro de este sistema de puntos, los drones son elementos clave, como mencionamos anteriormente, ya que son protagonistas indiscutibles en el novedoso campo de batalla en Ucrania. Los modelos más utilizados son los FPV (Ego-View) y drones de bombas de corto alcance, operados por unidades altamente móviles que documentan cada incidencia a través de la red de inteligencia militar.
Los videos generados no solo facilitan la eliminación de los objetivos enemigos, sino que han evolucionado para convertirse en la «moneda dura» para acceder a más tecnología. Cada compra legitimada es financiada directamente por el gobierno ucraniano y entregada de forma inmediata a la unidad que la solicitó, estableciendo así un modelo de suministro descentralizado basado en logros precisos y específicos.
Meritocracia y dilema ético. Sin duda, estamos ante un sistema que transforma la naturaleza de la efectividad en la guerra. Este modelo presenta ventajas inmediatas que generan un conflicto ético en torno a la gamificación del conflicto. El hecho de que los asesinatos sean validados no solo mediante acciones recompensadas, sino también con la provisión de recursos materiales que potencian las capacidades ofensivas, plantea dilemas intrínsecos sobre la brutalidad del modelo. A pesar de esto, este enfoque ha demostrado ser eficaz para agilizar la respuesta en el terreno y favorecer iniciativas tácticas, permitiendo a las tropas acceder a las tecnologías que realmente requieren.
Asimismo, representa una forma de economía de guerra digitalizada, en la que cada efecto confirmado está en función del poder adquisitivo, lo que significa que cada misión exitosa garantiza el acceso a recursos estratégicos. Esta lógica, aunque no es gratuita, responde a la urgencia por modernizar el aparato militar ucraniano en medio de un conflicto asimétrico y a la inevitable necesidad de competir tecnológicamente con un adversario con mayores reservas industriales y humanas. Sin duda, este fenómeno plantea interrogantes sobre los límites éticos de un modelo cultural militar que puede tener repercusiones a largo plazo.
Un nuevo paradigma militar. La mera existencia de un «negocio» como este está redefiniendo lo que entendemos por guerra en el siglo XXI. Hablamos de una arquitectura digital innovadora, distribuida y orientada a la eficiencia, a través de la cual Ucrania busca no solo igualar a Rusia en capacidad ofensiva, sino superarla en términos de movilidad tecnológica, innovación táctica y rapidez en la adaptación al campo de batalla.
Por tanto, el campo de batalla se presenta no solo como un espacio físico, sino como una plataforma interactiva en la que cada acción se mide, se recompensa y puede transformarse en una ventaja operativa. Esta nueva economía de guerra redefine el valor, pues se calcula no en términos abstractos, sino en función de los objetivos eliminados, los puntos acumulados y los drones entregados. Junto con los dilemas morales que plantea, evidencia hasta qué punto la guerra moderna es tanto tecnológica como letal.
Imagen | OTAN NORTH presente Ministerio de Defensa
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