Washington, 8. May.
En los últimos meses, se ha observado una paralización total del comercio entre China y Estados Unidos. Específicamente, el presidente Donald Trump ha dejado claro que considera fundamental que Estados Unidos «gane» en esta competitividad, argumentando que el país recibe considerablemente más de lo que China le paga. Durante una reciente entrevista con Vances de Fox News, Trump declaró: «Pero hablemos con ellos. Vemos dónde nos necesitamos». Su enfoque ha sido directo, reflejando la actitud combativa que ha caracterizado su administración en cuestiones comerciales.
El 2 de abril, el presidente de los Estados Unidos anunció la implementación de tarifas sobre todas las importaciones, lo que marcó un cambio significativo en la política comercial del país. Washington impuso una tarifa de al menos el 10 por ciento a partir del 5 de abril, y el 9 de abril se aplicaron tarifas más altas a los países con los que Estados Unidos tiene el mayor déficit comercial. Sin embargo, tras negociaciones, se decidió posponer la implementación de estas tarifas en un periodo de 90 días, permitiendo así un tiempo para la discusión de acuerdos más amplios.
Lo que se ha convertido en un punto focal en esta guerra comercial ha sido la decisión de aumentar las tarifas en los productos chinos. Este movimiento ha escalado las tensiones entre los dos gigantes económicos y, como resultado, los aranceles estadounidenses sobre los productos provenientes de China ahora alcanzan un impresionante 145 por ciento. Por su parte, las tarifas que China ha impuesto a las importaciones de productos estadounidenses han llegado al 125 por ciento. Esta dinámica ha generado un clima de incertidumbre tanto en los mercados como en las relaciones bilaterales entre ambas naciones. (Sputnik)









