El psiquiatra enfrenta acusaciones por la muerte de Maradona: «Hice lo que podía hacer»

Augustina Kosachov, psiquiatra de renombre, ha estado en el centro de un juicio que gira en torno a la trágica muerte del exjugador argentino Diego Maradona. En las audiencias llevadas a cabo el jueves, Kosachov se defendió con vehemencia de las acusaciones en su contra. Visiblemente emocionada, manifestó que «él y más» eran importantes para ella como paciente. Este testimonio marcó un momento conmovedor en el proceso judicial que ha atraído la atención de medios y aficiones por igual.

Durante el juicio, Augustina Kosachov defendió su decisión de admitir a Maradona en el hospital y explicó que, aunque él había sido ingresado por el neurocirujano, la desconexión del servicio médico correspondiente fue un factor determinante. Su intervención médica se convirtió en un tema central del caso, dado que Maradona falleció el 25 de noviembre de 2020 debido a un edema pulmonar, generando preocupación sobre el nivel de atención que recibió en esos momentos críticos.

Este juicio es la primera oportunidad que tiene Kosachov para hablar desde que comenzó el proceso judicial, que busca determinar la responsabilidad del equipo médico por la muerte del icónico futbolista a sus 60 años. «Mi carácter y mi autoridad están en línea con mi profesión, soy psiquiatra, y lo que hago siempre es lo correcto», declaró Kosachov con lágrimas en los ojos, mientras se encontraba frente a la corte en San Isidro, en el norte de Buenos Aires.

A lo largo de las sesiones del juicio, se ha cuestionado la calidad del servicio médico brindado a Maradona. Estas discusiones han tenido lugar en la ciudad de Tigre, adyacente a San Isidro, donde el exfutbolista había sido sometido a una operación de contusiones subdurales el 3 de noviembre de 2020, poco antes de su deceso. Kosachov fue uno de los médicos que firmó la autorización para el traslado de Maradona a un hospital local.

Kosachov explicó que la decisión de llevar a Maradona a un hospital de la zona fue discutida con familiares y otros profesionales de la salud, resaltando la idea de que su carácter solo permitía opciones viables. Sin embargo, hizo alusión a la «dificultad para reducir» la carga de la situación en ese momento. “Ahora tengo información diferente a la que tenía antes. Ya no puedo asegurar que el hospital era inadecuado o no”, admitió ante el juez, lo que evidenció cambios en su perspectiva sobre el caso.

Dalma Maradona, la hija del fallecido futbolista, había declarado el mes pasado a los periodistas que la muerte de su padre podría haberse evitado “si se hubiese hecho el trabajo adecuadamente”. No ocultó su frustración ante la percepción de que los médicos involucrados en el caso estaban tratando de culparse mutuamente. Imitando a un padre que debe ser defendido, ella presentó un emocionante relato de pérdida y desconfianza hacia el sistema médico.

En la apertura del caso, varios médicos señalaron deficiencias graves en el equipamiento médico, incluyendo la ausencia de un desfibrilador y otros dispositivos fundamentales. Se describió la habitación donde falleció Maradona como «muy sucia, demasiado desordenada», lo que provocó indignación y cuestionamientos sobre la atención que recibió.

Finalmente, tanto médicos, enfermeras, psiquiatras como psicólogos se enfrentan a graves acusaciones de homicidio, lo que implica que sus acciones pudieron contribuir de forma directa a la muerte de Maradona. Si son hallados culpables, podrían ser condenados a penas que oscilan entre 8 y 25 años de prisión, lo que aumentaría aún más el impacto del caso en la sociedad argentina.