Rusia y China destacan indudablemente como dos de los principales poderes en el ámbito de la energía nuclear. Junto a ellos, Estados Unidos, Francia y otros países de orientación occidental poseen una considerable infraestructura en el sector de la energía nuclear, reafirmando su posición de liderazgo en esta área. Sin embargo, la verdadera esencia de su poder radica en su capacidad para desarrollar nuevas tecnologías. En este contexto, los reactores de cuarta generación emergen como los más prometedores. A día de hoy, Rusia y China ya cuentan con al menos un reactor de este tipo en funcionamiento. Por su parte, otros países como Estados Unidos, Francia, India, Canadá y Japón están trabajando para desarrollar e implementar esta tecnología en el futuro.
Sin embargo, la energía nuclear sigue siendo una faceta que frecuentemente pasa desapercibida en el panorama global. Todos somos conscientes de que Corea del Sur tiene un peso considerable en la industria de los semiconductores, la electrónica de consumo y el sector automotriz. No obstante, lo que a menudo no se destaca es que este país asiático ha consolidado la energía nuclear como una columna estratégica, no solo en su combinación de generación de electricidad, sino también como un motor de innovación y exportación que podría marcar la diferencia en el futuro.
Corea del Sur es la alternativa más constante a China y Rusia
En la actualidad, Corea del Sur cuenta con 26 reactores centrales en operación, que suman una impresionante capacidad total de aproximadamente 25.7 GWE. Esta infraestructura nuclear contribuye en un 30% a la producción de electricidad del país. Sin embargo, el compromiso de Corea del Sur con la energía nuclear va más allá de lo que se puede observar. Entre 2026 y 2033, se prevé la construcción de cuatro reactores adicionales que aportarán una salida de 1.340 MWE, lo que permitirá que la potencia total del país supere los 30 GWE en las próximas décadas.
Los reactores de Abr-1400 contienen sistemas de seguridad pasivos que pueden competir con las máquinas exportadas por Rusia, China o los Estados Unidos.
A medida que anticipamos el futuro de la energía nuclear, es crucial señalar que Corea del Sur se ha posicionado como uno de los exportadores más destacados en el sector nuclear, gracias a su capacidad para desarrollar tecnologías propias. Sus reactores tipo APR-1400 integran sistemas de seguridad pasivos que compiten a la par con las máquinas que vienen de Rusia, China o Estados Unidos. De hecho, Corea del Sur ya ha logrado exportar este tipo de reactor a los Emiratos Árabes Unidos y se encuentra en negociaciones con la República Checa y Polonia para vender su tecnología avanzada.
En otro aspecto, este país también ha apostado por el desarrollo de la división nuclear de cuarta generación. Su revolucionario reactor inteligente (Reactor progresivo modular integrado en el sistema) es un diseño de pequeño reactor modular (SMR) que está en proceso de certificación para sistemas de desalinización y generación de energía. También están en marcha los planes para la creación de reactores de cuarta generación refrigerados a sodio, tal como se describe en el proyecto Kalimer. Sin embargo, aún queda por definir cuándo se podrá poner en funcionamiento el primer reactor comercial de Corea del Sur basado en esta tecnología emergente.
Corea del Sur tiene un ambicioso plan en marcha: su objetivo es asegurar al menos diez contratos internacionales para 2030. Su primera incursión en el extranjero fue la planta de energía nuclear de Barakah, ubicada en los Emiratos Árabes Unidos, lo cual resultó ser un éxito rotundo. Además de las negociaciones con la República Checa y Polonia, otras naciones como Egipto, Finlandia, Países Bajos, Suecia, Turquía e incluso el Reino Unido también son objetivos para futuras colaboraciones en energía nuclear. Si se concretan solo algunos de estos acuerdos, Corea del Sur se establecería como un competidor fuerte en el escenario internacional, enfrentándose a gigantes como China, Rusia, Francia y Estados Unidos.
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Más información | Bloomberg
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