Estas áreas tienen las tasas de mortalidad más altas del país. – Diario cr

El cantón Garabito, en Puntarenas, y la provincia de Limón registraron las tasas de mortalidad más altas de Costa Rica en 2024, según el más reciente informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) publicado con motivo del Día de Todos los Difuntos 2025.

Según el análisis, ambas zonas reportaron una tasa de 7,7 muertes por cada mil habitantes, lo que superó el promedio nacional de 5,8 por mil.

Le siguen los cantones de Dota (7,3) y Cañas (7,0), también con cifras elevadas respecto al resto del país.

En contraste, los cantones con menores niveles de mortalidad fueron Montes de Oca (4,6), Puerto Jiménez (4,4) y Río Cuarto (4,1), lo que sugiere una brecha territorial en patrones de salud y envejecimiento poblacional.

A nivel provincial, las tasas más altas se concentraron en Alajuela (6,4) y Puntarenas (6,5), mientras que Cartago (5,3) y Heredia (5,5) ofrecieron las más bajas.

Estas son las causas externas de muerte.

El informe del INEC también indica que las muertes por causas externas (como asesinatos, accidentes, suicidios o hechos no especificados) tuvieron mayor incidencia en San José (245 casos), Alajuela (201) y Puntarenas (174).

Estos datos reflejan una mayor concentración de incidentes fatales en zonas urbanas y costeras, donde se combinan factores de densidad poblacional, tránsito vehicular y violencia interpersonal.

Por el contrario, los cantones con menor número de muertes por causas externas fueron San Mateo, Turrubares y Monteverde, que mantienen niveles bajos debido a su baja densidad poblacional y ambiente rural.

El análisis busca brindar una mirada integral a los patrones de mortalidad en el país.

Según datos de Estadísticas Vitales 2024, la tasa de mortalidad general en el país fue de 5,8 por cada mil habitantes, aunque existen diferencias notorias entre cantones.

Las causas de muerte varían según la edad.

El informe del INEC también desglosa las principales causas de muerte por grupo de edad:

  • Niños menores de un año: afecciones surgidas en el período perinatal.
  • Infancia (1 a 12 años): enfermedades e infecciones virales del sistema nervioso.
  • Adolescentes (13 a 17 años): asesinatos y lesiones dolosas.
  • Adultos jóvenes (18 a 35 años): homicidios y lesiones dolosas.
  • Adultos (36 a 64 años): tumores malignos de órganos digestivos.
  • Adultos mayores (65 años o más): cardiopatía isquémica.

Factores sociales detrás de la violencia y las muertes externas

Según la psicóloga Jennifer León, Licenciada en Psicología de la Universidad Nacional (UNA), estas figuras tienen un trasfondo social complejo.

“Actualmente, en el país, las zonas urbanas y costeras concentran mayor desigualdad socioeconómica, desempleo y falta de oportunidades, condiciones que generan tensión, frustración y sensación de abandono social. En estas zonas, la presencia del crimen organizado y el narcotráfico ha profundizado los conflictos interpersonales, los ajustes de cuentas y otras expresiones de violencia, aumentando la comunidad y las amenazas de violencia”, explica León.

El experto añadió que la ruptura de las redes familiares y comunitarias agrava el problema, debilita el sentido de pertenencia y reduce el apoyo emocional, lo que puede conducir a conductas de riesgo o autodestructivas.

“Desde una perspectiva psicosocial, la combinación de pobreza, exclusión, delincuencia y falta de protección social coloca a las poblaciones de zonas urbanas y costeras en contextos donde las oportunidades son limitadas y los riesgos mayores. Todo esto contribuye al aumento de muertes violentas o por causas externas, lo que refleja que la violencia y las muertes no son hechos aislados, sino raíces de las condiciones emocionales de miseria, sino raíces del malestar emocional del país”, agregó la psicóloga.

En cuanto a los cantones con menor tasa de mortalidad, León señaló que es un combinación de factores sociales, ambientales y de acceso a servicios.

“En el caso de Montes de Oca, su ubicación dentro del Gran Área Metropolitana le otorga mejores condiciones socioeconómicas y un acceso más eficiente a los servicios de salud. Por otro lado, Río Cuarto y Puerto Jiménez se destacan por su entorno natural, bajos niveles de contaminación y menor exposición a factores de riesgo urbanos, que favorecen el bienestar físico y mental de sus residentes”, explicó.

El informe del INEC también destaca que los homicidios y las lesiones intencionales se encuentran entre las principales causas de muerte entre adolescentes y adultos jóvenes.

León explicó que está relacionado con falta de oportunidades, reclutamiento en red criminales y recortes en la inversión social.

«Muchos jóvenes y adolescentes crecen en entornos donde las oportunidades educativas y laborales son escasas. La disminución de recursos destinados a la educación, la cultura, el deporte y otros espacios recreativos ha reducido las alternativas que pueden ofrecerles un sentido de pertenencia y proyectos de vida diferentes», afirmó.

«Todo esto provoca un profundo impacto emocional en los jóvenes, que se expresa en sentimientos de vacío y frustración, que muchas veces van acompañados del consumo de drogas y otras conductas de riesgo», añadió.

Enfrentando la pérdida: el duelo como proceso individual y colectivo

Cuando se le preguntó cómo las comunidades pueden afrontar la pérdida de una muerte violenta, León señaló que el duelo requiere apoyo emocional y validación.

«Estos hechos generan un impacto profundo, tanto individual como colectivo, al irrumpir repentinamente en la vida de las personas y dejar una huella emocional y psicológica significativa, constituyendo un trauma que requiere atención. Por lo tanto, para afrontar este tipo de duelo es fundamental, en la medida de lo posible, contar con apoyo profesional», indicó.

A nivel colectivo, la especialista destacó el valor de los rituales, conmemoraciones y espacios de encuentro que permitan redefinir la pérdida y fortalecer los vínculos socioafectivos.