Durante la Guerra Fría, Noruega elaboró un plan secreto para hacer frente a la amenaza soviética. La invasión de Ucrania ha llevado a una reactivación de ese plan.

La historia que vamos a explorar se sitúa en el contexto tenso y complicado de la Guerra Fría. Este relato nace de una inquietante pregunta: ¿Cómo podría Noruega defenderse eficazmente ante un ataque naval soviético previsible en uno de los corredores marítimos más relevantes del Océano Ártico? Así surge el concepto conocido como Término brecha de oso, acompañado por un ambicioso plan que llevó a construir varias instalaciones subterráneas destinadas a asegurar el grano noruego. Hoy en día, a raíz de la reciente invasión rusa de Ucrania, estos secretos estratégicos han vuelto a cobrar vida.

El origen de las bases. Durante la Guerra Fría, la considerable ubicación geoestratégica de Noruega impulsó la creación de casi 3.000 instalaciones subterráneas, concebidas para proteger aviones, submarinos y tropas tanto noruegas como aliadas de una posible ofensiva de Moscú, manteniendo así la paz en la región.

Muchas de estas edificaciones, que se ocultan en montañas y fiordos, fueron mantenidas en estricto secreto, incluso de las comunidades locales. Ejemplos notables incluyen la Base aérea de Bardufoss y la Base naval de Olavsvern, que representan verdaderos complejos fortificados. Estas instalaciones, excavadas en la roca, cuentan con hangares, centros de mando, zonas de mantenimiento, almacenamiento de combustible y salidas subterráneas, todo diseñado para resistir ataques nucleares.

La reactivación. Como se mencionó en un informe de BBC, décadas tras la caída de la URSS, Noruega ha tomado la decisión de revitalizar las bases de Bardufoss y Olavsvern, en respuesta a la creciente inseguridad que ha traído consigo la invasión rusa de Ucrania y el incremento de la activación militar rusa en el Ártico desde mediados de 2000.

La base aérea de Bardufoss, que fue inaugurada en 1938 y utilizada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para proteger el famoso battillo de Tirpitz, ha sido remodelada para enfrentar una posible agresión soviética. Hoy, modernizada y equipada para albergar F-35 Lightning II, esta base se ha concebido con el propósito fundamental de garantizar la supervivencia de estos aviones, haciendo frente a amenazas contemporáneas como los drones de Kamikaze, cuya efectividad ha sido puesta a prueba en el conflicto ucraniano. A diferencia de soluciones provisionales en áreas de combate, como redes o cubiertas de neumáticos, Bardufoss proporciona una protección real gracias a sus instalaciones subterráneas reforzadas.

Una de las bases subterráneas que Estados Unidos ha usado en el pasado

Olavsvern y su relevancia. Recientemente se ha abordado el tema de la base naval de Olavsvern, construida a partir de los años 50 con el fuerte apoyo financiero de la OTAN. Esta base ha sido diseñada estratégicamente para controlar el acceso a la brecha de oso, un pasaje esencial entre la costa noruega, la isla del oso y el archipiélago de Svalbard, que históricamente ha sido utilizado por submarinos rusos en sus viajes hacia el Atlántico.

Olavsvern cuenta con un puerto subterráneo con una salida directa al mar, un muelle seco, centros de control y sistemas logísticos de gran envergadura, todo esto protegido por capas gruesas de gabbro y unas puertas anti-explosión imponentes. A pesar de que se cerró en 2009 y se vendió a intereses privados (en una operación altamente controvertida que permitió el acceso a barcos rusos), en el año 2020, la empresa de servicios gubernamentales Wilnor, en colaboración con el Ministerio de Defensa de Noruega, recuperó el control de esta instalación y ha comenzado su rehabilitación. Actualmente, la base ha reintegrado a sus operaciones una presencia militar activa, y se ha informado que la Armada de los Estados Unidos ha mostrado un gran interés en utilizarla para sus submarinos de propulsión nuclear.

Brecha de oso. Este término se refiere a un concepto estratégico que describe el corredor marítimo entre la costa de Noruega, la Isla de oso y el archipiélago de Svalbard en el Océano Ártico. Se considera un paso crítico o estrangulamiento natural (punto de estrangulamiento) donde submarinos y barcos de guerra rusos buscan salir de la base de la Flota del Norte ubicada en la península de Kola en dirección al Atlántico Norte.

Durante la Guerra Fría, y aún en la actualidad, la OTAN ha mantenido su vigilancia sobre este corredor para monitorear el punto crítico, con el fin de identificar y, cuando sea necesario, bloquear a las fuerzas navales rusas, dado que esta representación es uno de los pasajes más accesibles hacia el Atlántico. Por ello, las bases como Olavsvern y otras instalaciones noruegas en el Ártico adquieren una relevancia estratégica notable. Controlar y vigilar este corredor es vital para prevenir que submarinos utilicen misiles estratégicos (tanto nucleares como convencionales) en el océano Atlántico.

La resolución del Ártico. La reactivación de estas bases no es simplemente una acción aislada, sino que forma parte de un patrón más amplio de actividad militar. Rusia ha reabierto casi 50 instalaciones militares de la era soviética en el Ártico, mientras países como Suecia han restaurado su base submarina de Muskö, e incluso China ha edificado nuevos complejos subterráneos dedicados a submarinos y centros de comando. Asimismo, Irán ha seguido un camino similar, construyendo su propia «Raketenstadt» en el Golfo Pérsico.

En resumen, Noruega se adapta y protege sus instalaciones subterráneas no solo por su propia defensa, sino también como un soporte estratégico esencial para la OTAN.

El uso de bunkers. Este aspecto es crucial para comprender la situación. A pesar de su evidente valor estratégico, los expertos advierten que la reactivación de viejos bunkers representa desafíos significativos. Muchos de estos bunkers han sido desguasados, inundados o se encuentran en un estado de deterioro. Este proceso es costoso y complejo. Además, la realidad es que muchas instalaciones, como Olavsvern, han sido identificadas por satélites como posibles objetivos durante años, mermando cualquier factor sorpresa.

Por lo tanto, los analistas coinciden en que, a pesar de los obstáculos, las instalaciones subterráneas siguen siendo una de las mejores defensas frente a las amenazas aéreas contemporáneas, incluidos los misiles guiados, y es esencial que se realicen actualizaciones adecuadas a sus sistemas de seguridad para garantizar su efectividad. Noruega puede mantener estas capacidades con éxito.

Imagen | PíxelPresente marina

En | El Plan B de EE. UU. En el Ártico está relacionado con una cavidad submarina en Noruega. La única desventaja es que no está a la venta.

En | Trump está interesado en mantener Grønlandia bajo control. Dos países que podrían ver esto como un serio problema son China y Rusia.