La pandemia tuvo un impacto significativo en la salud mental de un gran número de personas en todo el mundo. Esta afirmación, que puede parecer evidente a muchos, nos brinda la oportunidad de reflexionar profundamente sobre las repercusiones que este periodo ha tenido en nuestra psicología y bienestar emocional.
Nuevo estudio. Un importante estudio realizado por investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha revelado un notable aumento en la prescripción de antidepresivos en los últimos años. Este hallazgo sirve como una ilustración indirecta de los costes sostanciales que la pandemia de Covid-19 ha supuesto en términos de salud mental, destacando la necesidad de atención en este ámbito.
El peso de una pandemia. Desde su aparición, la Covid-19 ha estado en constante expansión en Europa durante cinco años. Este proceso se ha caracterizado por la implementación de restricciones, toques de queda, distanciamiento social, y muchas otras medidas destinadas a controlar la propagación del virus. Todas estas acciones, aunque necesarias, generaron un efecto acumulativo en la salud mental de la población.
Las repercusiones de la pandemia en nuestra salud mental fueron múltiples y variadas. Se experimentaron efectos directos, como el miedo y la incertidumbre generados por la amenaza del virus, así como por la angustia vinculada a la pérdida de seres queridos, empleo y actividades recreativas. Además, la pandemia también trajo consigo efectos indirectos que aumentaron la presión psicológica: el confinamiento llevó a una reducción del tiempo al aire libre, a una disminución de los contactos sociales y, en muchas ocasiones, a una restricción de las oportunidades para practicar deportes y otras actividades que fomentan el bienestar mental. Estos factores contribuyeron significativamente al deterioro del bienestar emocional de muchas personas.
Marzo de 2018 – febrero de 2024. El estudio, que abarcó desde marzo de 2018 hasta febrero de 2024, analizó la tendencia de la prescripción de antidepresivos en una muestra de atención médica que abarcaba a 130,000 personas. Para llevar a cabo este análisis, los investigadores dividieron el periodo en tres fases de dos años, que representan etapas clave: la preparación, la pandemia y el periodo posterior a la pandemia.
Los resultados y detalles de este estudio se publicaron en un artículo en la revista Cuidado de la salud.
Lejos de volver. El equipo de investigación observó una clara tendencia al alza en la prescripción de antidepresivos, un hecho que suscitó algunas consideraciones importantes. Un hallazgo relevante fue que el aumento en la prescripción de estos medicamentos no se revertió en el periodo posterior a la pandemia, sino que se registró un incremento adicional en su consumo.
Un patrón adicional que se identificó en el estudio está relacionado con la edad de los pacientes. Los investigadores anotaron que mientras que el incremento en las prescripciones durante la pandemia fue especialmente significativo entre aquellos menores de 20 años, en el periodo posterior a la pandemia, el aumento del consumo se distribuyó entre todas las franjas de edad, reflejando una crisis de salud mental más generalizada.
Resultados generalizados. Otro de los hallazgos importantes de este estudio fue que al igual que investigaciones en otros países, se corroboró que el consumo de antidepresivos aumentó notablemente, en particular, entre las mujeres. Este fenómeno también había sido observado en naciones como Canadá y Francia, lo que sugiere una tendencia global que merece atención.
«La mayor influencia en el bienestar emocional de las mujeres jóvenes durante la pandemia podría atribuirse a la carga emocional que enfrentaron, en gran medida debido a su predominancia en el personal de enfermería, un sector que experimentó una presión descomunal durante este periodo,» explicó el equipo en un comunicado de prensa. Este aspecto destaca la estrecha relación entre la labor profesional y la salud mental.
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