


China ha vuelto a mostrar su poder militar, y en esta ocasión su mensaje es directo y claro. La nación asiática ha iniciado su segundo día de ejercicios militares a gran escala alrededor de la isla de Taiwán. Esta demostración de fuerza involucra un número significativo de tropas y una flota imponente que desdibuja cualquier línea de seguridad en la región. Esta respuesta se produce después de que el presidente taiwanés, Lai Ching-te, hiciera declaraciones que califican a China como una «fuerza extranjera enemiga», además de anunciar medidas para hacer frente a la supuesta interferencia y espionaje por parte de Beijing. En un giro inquietante de los eventos, un documento secreto ha revelado detalles sobre la respuesta planificada de Estados Unidos ante esta creciente tensión.
Una clara advertencia. Según informes sobre el Ejército de Liberación Popular, los ejercicios simulan un control exhaustivo de la isla, que incluye bloques marítimos, ataques a objetivos en tierra y mar, y la vigilancia de rutas estratégicas. En un mensaje inequívoco, Beijing ha dejado claro que esta operación es un formato de «castigo» dirigido a las posturas proindependencia del Partido Democrático Progresista, del cual Lai es parte, y que niega que Taiwán esté bajo la soberanía china.
Sin tregua. Recientemente, el Ministerio de Defensa de Taiwán informó sobre la detección de 71 incursiones aéreas y la presencia de 21 barcos, incluyendo el portaaviones Shandong, operando en las proximidades de Taiwán. Es importante subrayar que, aunque ninguno de estos movimientos infringe las 24 millas náuticas de la zona adyacente a Taiwán, los analistas coinciden en que estas maniobras están diseñadas para incrementar la presión tanto psicológica como militar sobre la población taiwanesa.
Adicionalmente, las patrullas de la Guardia Costera china en las islas controladas por Taipéi contribuyen a crear un ambiente de asfixia estratégica. Expertos, como Chieh y su tzu-yun, han señalado al New York Times que aunque estas acciones pueden parecer «intimidantes», se calculan para evitar una escalada directa hacia un conflicto abierto.
Mensaje en múltiples direcciones. A pesar de que China ha posicionado estas maniobras como una respuesta a los comentarios de Lai, los analistas consideran que su mensaje también tiene como objetivo a otra nación: Estados Unidos. Como se mencionó anteriormente, el gobierno de Lai ha fortalecido su colaboración con Washington y ha prometido incrementar los gastos militares, situándolos por encima del 3% del PIB, con la intención de establecer un obstáculo tangible contra Beijing. Simultáneamente, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegesh, ha reafirmado desde Japón el compromiso estadounidense hacia la estabilidad y defensa en el estrecho de Taiwán, priorizando evitar que la isla caiga bajo control forzado de China.
En este complejo contexto, China busca, como han expuesto Amanda Hsiao y Wen-Ti, demostrar la capacidad del gobierno de Trump de contener y enfrentar las amenazas, sin cerrar la puerta a una escalada de tensión, especialmente en el ámbito comercial, donde nuevas tarifas han sido impuestas a productos chinos. Sin embargo, es significativo que ahora también conocemos cuál será la respuesta de Washington ante el aumento de tensiones.
Guía estratégica del Pentágono. Se reveló en un artículo del Washington Post que el ministro de Defensa, Hegesh, había elaborado una guía secreta que redefine las prioridades estratégicas del Pentágono, haciendo hincapié en una preparación militar que se concentra casi exclusivamente en la defensa de Taiwán ante un potencial ataque de China, incluso a costa de reducir su presencia militar global.
Este documento, denominado Liderazgo estratégico de defensa nacional interina, que fue distribuido en marzo y clasificado como «secreto», indica que las fuerzas armadas deberán asumir «riesgos» en otras regiones como Europa, Oriente Medio y África, delegando una parte considerable de la responsabilidad frente a amenazas regionales como Rusia, Irán y Corea del Norte. Esta estrategia es clara: el Pentágono debe redirigir recursos para evitar que China alcance una línea de control sobre Taiwán y fortalecer la defensa de áreas estratégicas en el continente estadounidense, tales como Groenlandia y el Canal de Panamá.
Un escenario prioritario. Esta nueva orientación ha resultado en un cambio radical respecto a administraciones anteriores, al catalogar a China como la única amenaza estratégica («estimulación amenazada») y priorizar la defensa de Taiwán como el único escenario que justifica la estructura de las fuerzas y la asignación de recursos.
En efecto, esta estrategia reactiva el enfoque en la planificación, que delega la contención de amenazas a fuerzas militares en Europa. Además, las misiones antiterroristas se restringirán a grupos que representen una amenaza directa al territorio estadounidense, y se limitarán las operaciones contra milicias que solo desestabilizan sus propias regiones.
El informe de la Heritage Foundation. Este documento es la fuente de los memorandos a los que el Washington Post tuvo acceso. El tríptico lleva la impronta de la Heritage Foundation, un grupo de acción política conectado a la administración Trump. También hay que subrayar que algunos pasajes son prácticamente idénticos a lo que se indica en el informe de la Heritage publicado en 2024, el cual se centra en tres ejes: disuasión de la invasión china en Taiwán, defensa del territorio estadounidense y un incremento en el estrés militar de los aliados.
Incluso Alexander Velez-Green, coautor del Informe de Heritage, ha asumido un papel clave preliminar en el Pentágono. Esta similitud ha sido reconocida por asesores del Congreso que opinan que la guía se inspira directamente en las recomendaciones del grupo de reflexión, lo que confirma la creciente influencia de la Heritage en la política de defensa estadounidense.
Uso de la presión y el poder. La magnitud del informe subraya la ambición de Estados Unidos. Este plan insta a fortalecer la presencia militar en la región Indo-Pacífico mediante la incorporación de submarinos, bombarderos, drones navales y unidades especializadas capaces de neutralizar objetivos subterráneos estratégicos. Al mismo tiempo, Taiwán se ve presionado para invertir hasta el 10% de su PIB, superando notablemente los estándares actuales y los requerimientos de la OTAN.
Por otra parte, también se le exige a la Alianza Atlántica que asuma gran parte de la defensa de Europa, de tal manera que Estados Unidos limite su papel a la disuasión nuclear y un apoyo básico, sobre todo si se desencadena un conflicto simultáneo con China.
¿Qué piensa Taiwán? Según un informe reciente, el gobierno de Taiwán y diversos analistas recibieron con alivio el contenido de los memorandos filtrados, aunque sorprendidos al notar que la administración Trump ha elevado la prioridad militar para disuadir una invasión china de Taiwán.
Esto ocurre en un contexto marcado por meses de disturbios en Taipéi debido a la política de «América primero» y el debilitamiento de compromisos internacionales, como la suspensión de la asistencia militar en Ucrania, lo cual colocó a Taiwán en una posición vulnerable frente a Beijing. Sin embargo, este documento ha roto la incertidumbre, determinando que la única «amenaza a tener en cuenta» por parte del Departamento de Defensa es prevenir que China logre un avance sobre la isla y que toda la planificación militar estadounidense se orienta hacia este escenario.
Un delicado equilibrio. El memorando subraya que Estados Unidos intentará evitar que China logre un «fait accompli» sobre Taiwán, pero sin detallar cómo responderá a posibles represalias por parte de Beijing. Por añadidura, Trump exigió a Taiwán aceptar nuevas responsabilidades, tanto financieras como operativas, en su propia defensa. En este delicado contexto, la isla se mueve por una línea delgada entre la protección mejorada brindada por Estados Unidos y la necesidad de evitar un conflicto abierto, que como advierten algunos analistas, podría convertirla en el centro de un enfrentamiento entre potencias.
Por su parte, las recientes maniobras militares de China han sido ejecutadas frente a la isla, reflejando la determinación de Xi Jinping por mantener la presión sobre Taiwán, evitando al mismo tiempo un conflicto abierto que complicaría aún más las tensas relaciones con Estados Unidos y otros actores internacionales. Se trata de un equilibrio extremadamente delicado, ya que existe una línea muy fina entre la disuasión y la escalada en las tensiones regionales.
Imagen | Píxel realizada por Momentos como este en colaboración con la presidencia
En | La preocupación por una posible guerra ha llevado a Japón a activar un plan de evacuación en seis días, que incluye a las islas cercanas a Taiwán.
En | Es la tercera vez en pocos meses que China despliega su ejército contra Taiwán, lo que ha llevado a la isla a adoptar una postura más ofensiva.