



Microsoft ha alcanzado un hito significativo tras medio siglo de evolución. La famosa empresa de Redmond no solo ha superado numerosos desafíos, crisis y momentos difíciles, sino que ha conseguido mantenerse en la vanguardia de la tecnología. A diferencia de marcas emblemáticas que han desaparecido o se han quedado en el pasado, como Kodak o BlackBerry, Microsoft ha demostrado que puede reinventarse continuamente. Microsoft no solo ha sobrevivido, sino que actualmente se encuentra en una de las mejores etapas de su historia. Es reconocida como una de las compañías más valiosas a nivel global, ocupando en el momento actual el segundo puesto en la capitalización de acciones, según las últimas cifras disponibles (Al momento de escribir estas líneas). Además, Microsoft está a la vanguardia en sectores cruciales como la computación en la nube, la inteligencia artificial y el emocionante mundo de los videojuegos.
Recientemente discutimos que una de las claves detrás de su éxito es su capacidad de adaptación. Sin embargo, hay un elemento notable que falta en esta lista: Windows. Esta omisión no es accidental. A pesar de seguir siendo un componente central en el ecosistema de Microsoft, ya no es el principal motor del negocio. Actualmente, Windows se instala en más del 70 % de las computadoras del mundo (estadísticas recientes), y es un sistema que casi todos reconocen. Pero hace varias décadas, el uso de computadoras personales era algo reservado para una minoría afortunada.
La solución para humanizar Windows
La penetración de las computadoras en los hogares durante los años 90 era bastante limitada. Muchos usuarios se veían obligados a inscribirse en cursos para aprender a manejar un sistema operativo, y enfrentarse a una computadora por primera vez era una experiencia intimidante para muchos. Microsoft comprendió que, para expandir su base de usuarios, Windows necesitaba ser más accesible e intuitivo. Fue entonces cuando surgió un proyecto curioso conocido como «Microsoft Bob».
Este programa, cuyo desarrollo interno fue conocido como «utopía», llegó a las tiendas el 31 de marzo de 1995, justo meses antes del lanzamiento de Windows 95. Microsoft Bob fue diseñado para ser compatible con Windows 3.1 y versiones posteriores, y su objetivo era claro: transformar la interfaz del usuario en una especie de hogar virtual, donde las habitaciones, el mobiliario y los personajes animados actuaran como guías. Al iniciar el programa, el usuario se encontraba frente a una puerta, y al hacer clic para entrar, se adentraba en un entorno donde podía elegir entre diferentes “habitaciones”, como una oficina, una sala de estudios o un salón.
Cada habitación ofrecía acceso a diversas herramientas del sistema, como un calendario, una libreta de direcciones, un reloj, entre otros. Todo el diseño tenía un estilo de dibujos animados que, aunque pretendía ser amigable, terminó siendo percibido como demasiado infantil. También había personajes digitales en cada espacio, actuando como guías. Uno de los más recordados fue Rover, un perro animado que funcionaba como asistente, aunque junto a él también aparecieron otros personajes como una tortuga y un elefante.
Microsoft buscaba que la experiencia del usuario fuera más placentera en comparación con el uso de las ventanas convencionales. Sin embargo, Bob no logró conseguirlo. No solo por su aspecto, que recibió críticas diversas, sino también por sus exigencias técnicas: necesitaba una computadora con al menos 8 MB de RAM, un requisito considerable para muchas familias en 1995. Por ende, el resultado no fue sorprendente: muy pocos usuarios decidieron adoptarlo y el programa fue retirado del mercado menos de un año después de su lanzamiento, coincidiendo con la llegada de Windows 95, que ofrecía una experiencia mucho más intuitiva y sin adornos digitales innecesarios.
Cuando Bob regresó sin previo aviso
Sin embargo, la historia de Bob no termina aquí, ya que tiene un giro inesperado. Al preparar el CD de instalación de Windows XP, el equipo de Microsoft se encontró con aproximadamente 30 MB de espacio libre en el disco. La pregunta era: ¿qué hacer con dicho espacio? Para evitar que quedara vacío y, por ende, frenar las descargas ilegales, decidieron utilizarlo para incluir datos ficticios.
En lugar de generar archivos aleatorios, un desarrollador decidió buscar en el archivo histórico de la compañía y rescató imágenes del original «Bob Discover», combinando todo en un solo archivo. Los cifraron con una clave aleatoria … y los utilizaron como un relleno digital. Este resultado fue tan irónico como inesperado: Microsoft Bob quedó oculto en millones de copias legales de Windows XP sin que los usuarios fueran conscientes de ello.
A pesar de su fracaso, Microsoft Bob dejó un legado. Muchos años después, Rover regresó como asistente de búsqueda en Windows XP, y aunque Clippy, el famoso clip de papel, no nació en este programa, la idea de acompañar al usuario con personajes animados que ofrecían ayuda ya era parte de la visión original de Bob.
Para muchos, Bob fue un auténtico desastre. Sin embargo, para otros, fue un descubrimiento fascinante, y aunque no tuvo éxito comercial, representó el primer contacto con la informática visto como un juego. Muchos usuarios rememoran con nostalgia el diseño de las habitaciones y los entretenidos personajes que lo acompañaban. Algunos recuerdan pasar horas explorando su casa virtual, fascinados por aquellas innovaciones.
No todas las innovaciones de Microsoft han sido exitosas, y Bob es un ejemplo de esos experimentos que no lograron despegar, junto a otros como Zweie, Windows Vista o Windows Phone. Sin embargo, el caso de Microsoft Bob refleja la resiliencia de la compañía, su disposición para experimentar, aprender de sus errores y seguir adelante.
Fotos | Microsoft | Wikimedia Commons | Dulce (Reddit)
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