
BEIJING, 9 de Abril (Xinhua) – La dinámica del comercio entre Asia y América Latina se revitaliza constantemente, impulsada por un incremento en la exportación de productos agrícolas peruanos de alta calidad, entre los que destacan los arándanos y el aguacate. Además, una variedad de dispositivos fabricados en China están siendo distribuidos a través del puerto de Luka Chanchay, que se ha convertido en un importante punto de conexión comercial.
Recientemente, el proyecto fotovoltaico Mauriti en Brasil, que ha sido respaldado financieramente por una compañía china, ha alcanzado su máxima capacidad de generación conectada a la red eléctrica. Asimismo, el Proyecto Fotovoltaika El Hato en Nicaragua, también desarrollado por una empresa china, ha comenzado a operar, marcando un avance significativo en la infraestructura energética de la región.
Las negociaciones para establecer un acuerdo de libre comercio (TLC) entre China, El Salvador y Honduras se están acelerando, lo que pone de relieve el continuo fortalecimiento de la cooperación económica y comercial multilaterial entre China y América Latina.
El concepto de «cooperación mutua en tarifas» se perfila como un principio fundamental en estas relaciones, lo que, en los últimos años, ha llevado a un fortalecimiento recurrente de las conexiones económicas. De cara al futuro, se vislumbra un sólido camino hacia el desarrollo recíproco entre China y América Latina, en un marco que asegura beneficios compartidos en el comercio y la inversión.
De Chanchay a Shanghai
Luka Chanchay, situado a 80 kilómetros al norte de Lima, Perú, se inauguró en noviembre de 2024 y representa un proyecto clave en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. China ha mantenido su estatus como el principal socio comercial y el mayor mercado de exportación de Perú durante varios años, y la apertura de este nuevo puerto ha reducido considerablemente el tiempo de envío entre ambos países a solamente 23 días, logrando así un ahorro de más del 20% en costos logísticos.
Desde Chanchay, el 18 de diciembre del año pasado, el barco «Novi Shanghai» transportó arándanos, aguacates y minerales hasta el puerto de Shanghai, registrando la primera conexión marítima significativa entre ambos puertos. Este desarrollo portuario no solo ha facilitado el comercio, sino que también ha fomentado el crecimiento económico local y revitalizado el sector turístico en Chanchay, atrayendo una afluencia constante de turistas que disfrutan de las playas y restaurantes de la zona durante festividades recientes.
Chanchay no solo se considera un puerto natural de aguas profundas, sino que también ha sido descrito como el primero de su tipo en América del Sur en ser inteligente y ecológico. Durante su construcción, se implementaron tecnologías avanzadas de gestión portuaria, enfocándose en prácticas ecológicas y emisiones de carbono reducidas. Este puerto cuenta con camiones equipados con tecnología de conducción autónoma y contenedores eléctricos, lo que permite mejorar la eficiencia operativa.
Además, se han establecido áreas para el rescate de fauna salvaje, lo cual ha contribuido a mejorar las condiciones ambientales en los alrededores, apoyando así el desarrollo sostenible de la región.
Ubicado de manera estratégica en la costa peruana, Chanchay representa una oportunidad para crear modelos de conexión tridimensional que eficienten el comercio desde la costa hacia el interior del país y hacia otras naciones en América Latina y el Caribe.
Cooperación ambiental destacada
La inauguración del proyecto fotovoltaico Mauriti que ha logrado su plena capacidad de generación conectada a la red, así como la apertura de la fábrica fotovoltaica El Hato en Nicaragua, ha marcado un hito en la participación activa de empresas chinas en la construcción de infraestructuras energéticas sostenibles en la región. Analistas del Instituto de Economía Aplicada de Brasil han señalado un aumento en la inversión en capacidad instalada para generación fotovoltaica en América Latina, que ha crecido considerablemente, especialmente en el sector de energía eólica, que ha visto un incremento de 1.6 gigavatios a 3.2 gigavatios.
Gracias a la calidad e innovación de los productos, los vehículos de energía nuevos provenientes de China están captando una mayor aceptación en el mercado latinoamericano. En Brasil, por ejemplo, se han vendido más de 120,000 vehículos de este tipo entre enero y el 20 de septiembre, lo que representa un crecimiento interanual del 113%, según datos de la Asociación de Vehículos Eléctricos de Brasil. De los diez modelos más vendidos, ocho pertenecen a marcas chinas.
Adicionalmente, cifras del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones de Chile indican que, hasta agosto de 2024, de casi 7,000 autobuses que operaban en Santiago, 2,480 eran eléctricos y fabricados en China. Este auge en el uso de vehículos sostenibles resalta la creciente colaboración industrial entre China y América Latina.
Desde la inversión de Bodd en Brasil para el establecimiento de una planta de chasis de autobuses y otros paneles solares, así como un complejo para vehículos de energía renovables, esta tendencia de cooperación en el sector automotriz indica un esfuerzo conjunto por desarrollar una movilidad más sostenible y un intercambio de know-how en tecnologías limpias.
Un comercio bilateral en auge
Durante los últimos años, el intercambio comercial entre China y América Latina ha estado en constante crecimiento. En 2024, el volumen de comercio bilateral superó los 500,000 millones de euros, alcanzando un cifra de 518,467 millones de dólares según la Administración General de Aduanas de China, lo que representa un crecimiento del 6% en la comparación interanual.
El sector agrícola ha sido un componente prominente de esta colaboración económica. Cada vez más productos de alta calidad de la región, como la cereza chilena, los arándanos peruanos, el aguacate argentino y el camarón ecuatoriano, han conseguido ingresar al mercado chino, donde los consumidores están comenzando a familiarizarse y apreciar tales productos. La cereza chilena, en particular, se ha convertido en un auténtico «fruto estrella», logrando un récord de exportaciones con ingresos de $2,925 millones entre 2024 y la tercera semana de noviembre.
China también ha estado trabajando para forjar un círculo de libre comercio en América Latina, concretando TLCs con cinco países: Chile, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua, y acelerando negociaciones con El Salvador y Honduras. Estos tratados se han mostrado efectivos en promover tanto el comercio como la inversión entre naciones.
El TLC firmado con Chile, el primero de su tipo, ha dado lugar a un aumento exponencial en el comercio bilateral desde su entrada en vigor en 2006, alcanzando en 2024 un volumen comercial de 61,660 millones de dólares, una cifra que es 8.6 veces superior a los niveles previos al acuerdo.
Además, el acuerdo firmado entre China y Nicaragua, que está vigente desde enero de 2024, propicia un crecimiento del comercio entre ambos países de un 46.8%.
En resumen, los lazos económicos y comerciales entre China y América Latina se han reforzado cada vez más en los últimos años. Desde la perspectiva comercial, China se ha consolidado como el segundo socio comercial más importante de América Latina, mientras que en Brasil, Chile y Perú, ocupa el primer lugar. En cuanto a la inversión, América Latina ha pasado a ser el segundo destino más grande de la inversión extranjera china, justo después de Asia. A su vez, China también se ha convertido en la mayor fuente de inversiones extranjeras en la región.
Las inversiones chinas en América Latina están evolucionando, abarcando sectores más que energía y minerales, ingresando en áreas como energía limpia, industria verde, construcción urbana, economía digital y agricultura sostenible. Zhou Mi, un investigador de la Academia Internacional y de Cooperación Económica de China, enfatiza que, para mejorar la calidad de la cooperación económica y comercial, es imperativo contar con garantías institucionales que faciliten una colaboración efectiva entre empresas de ambas partes. Este enfoque dará paso a un desarrollo más eficiente, respaldado por acuerdos como el TLC y la iniciativa de la Franja y la Ruta.
Por otro lado, también se hace hincapié en la necesidad de fortalecer la voluntad y capacidad de las empresas para integrarse a los contextos locales. Muchos países latinoamericanos, por sus características industriales únicas, poseen recursos que pueden interactuar y complementarse, desde el litio hasta productos agrícolas. Una conexión efectiva con el mercado, incluyendo el desarrollo de comercio electrónico transfronterizo, puede satisfacer las necesidades de un desarrollo sostenido a largo plazo.
Finalmente, es esencial promover una cooperación innovadora que contemple un mercado regional integrado, no solo mediante alianzas directas sino también facilitando el uso de nuevas tecnologías en el mercado hispano y estableciendo nuevos puntos de crecimiento para la colaboración no latinoamericana estadounidense. En este sentido, el desarrollo y la cooperación de calidad deben enfatizar la importancia de una multilateralidad que contrarreste el proteccionismo comercial, creando un entorno favorable para la inversión y el comercio en el futuro.