


Hoy es 14 de abril, y muchos podrían decir que hemos entrado en un torbellino de acontecimientos, como si hubiéramos alcanzado la velocidad del sonido en un abrir y cerrar de ojos y sin pausa. Un ritmo acelerado que parece no dar tregua a la hora de ser reportado.
Desde el pasado 2 de abril, Estados Unidos comenzó la implementación de nuevas tarifas arancelarias en productos como automóviles, acero y aluminio. Esto se debe, en gran medida, a la imposición de Nuevos obstáculos comerciales cuyas repercusiones se sienten a nivel global. De hecho, los acontecimientos han tenido lugar a una velocidad vertiginosa que ha dejado a muchos atónitos.
En tan solo 12 días, hemos visto a EE.UU anunciar tarifas en casi todos los países que existen, incluso aquellos que podrían parecer inhabitados, como algunos lugares en la Antártida. La reacción de China ha sido especialmente significativa, manifestándose a través de sanciones económicas que han intensificado la hostilidad en el marco de la guerra comercial. Nuevos aranceles, amenazas de la Unión Europea, caídas en el mercado de valores y cifras arancelarias que rozan lo ridículo han dominado el panorama. Por último, hubo un retroceso temporal con la implementación de un período de gracia de 90 días y excepciones para algunos productos provenientes de China.
Antes de que todo este caos comenzara, la Unión Europea ya había implementado aranceles sobre los autos eléctricos provenientes de China en octubre de 2024, desencadenando una serie de disputas comerciales con diversas ramificaciones.
Inicialmente, observamos en España un cambio en la postura del gobierno en relación a los aranceles sobre los Autos eléctricos chinos, principalmente para evitar represalias por parte de China. Las necesidades han crecido en países como Italia, donde antiguamente se habían realizado inversiones para proteger estos aranceles. Además, empresas como BYD, Saic y Geely han decidido presentar una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Con el tiempo, la situación pareció distenderse, y se comenzó a notar un acercamiento entre Europa y China, como lo indicó el periódico alemán Handelsblatt.
Buscando un precio de la tierra
Para poder comprender la magnitud de esta saga, es esencial saber el contexto desde el cual partimos.
En septiembre de 2023, la Unión Europea comenzó a deliberar sobre impuestos a los automóviles eléctricos procedentes de China, señalando que la industria automotriz china estaba distorsionando el mercado al ofrecer precios demasiado competitivos.
Estos precios, baixos y atractivos, podrían estar favorecidos por Dopadas con dinero estatal. Esto puede incluir subsidios directos o créditos blandos. La Comisión Europea optó por implementar inicialmente «derechos compensatorios», que evolucionaron hacia lo que hoy conocemos como «tarifas» en octubre de 2024.
Antes de esta decisión final, la Unión Europea y China mantuvieron un diálogo abierto sobre la materia. Eventualmente, Europa decidió establecer tarifas específicas que recaerían en ciertos fabricantes en lugar de aplicar tarifas uniformes. Por ejemplo, la compañía china BYD fue objeto de la menor penalización del 17.4%, mientras que la empresa estatal Saic enfrentó un arancel del 37.6%. A estas cifras se les debe añadir un 10% básico que cada país paga por la exportación de sus automóviles hacia Europa.
Además, los aranceles también impactaron a los automóviles Fabricante europeo producidos en China. Por ejemplo, el Grupo Volkswagen, que colabora con SAIC en China, se enfrenta a altas tarifas para importar su modelo CouPra eléctrico. Dicha medida fue implementada con la esperanza de atraer inversión hacia Europa, aunque la respuesta de China ha representado un desafío para varios países involucrados.
Meses después, el periódico alemán Handelsblatt reportó que la Unión Europea está en negociaciones para establecer un precio específico para sus vehículos en conjunto con China, lo que podría aumentar los aranceles para los autos eléctricos. Según las informaciones, Maros Sefcovic, comisionado de comercio de la UE, habría sostenido conversaciones con Wang Wentao, el Ministro de Comercio chino acerca de este acuerdo de precios.
El desafío actual es conseguir una comprensión mutua. De acuerdo con Reuters, se han mencionado precios mínimos que la Unión Europea ha deseado imponer a productos de origen extranjero, aunque indica que no se puede aplicar a productos complejos como un automóvil. Las agencias informativas sugieren que Europa está dispuesta a llegar a un acuerdo que dependa del tipo específico de vehículo.
Por ahora, no hay claridad sobre cómo se implementaría esta decisión y si afectaría solo a los autos eléctricos, o también a los vehículos de combustión interna, que por el momento están sujetos a tarifas adicionales. Este asunto es crucial, ya que los precios pueden variar según el tamaño o características del vehículo, reflejando su calidad y petición en el mercado. Resulta inconcebible que un un automóvil de cinco metros tenga un precio establecido de 20,000 euros y otro del mismo tamaño, reservado generalmente para coches de mayor calidad, tenga el mismo costo por el simple hecho de compartir una dimensión similar.
Eliminar los aranceles para los fabricantes chinos también podría beneficiar a los europeos que producen en suelo asiático, permitiéndoles ofrecer sus productos sin los costos correspondientes y presionando desde Alemania para que esta decisión se concrete.
No obstante, aquellas empresas que podrían estar en desacuerdo con esta propuesta incluyen a fabricantes franceses como Renault o Stellantis. A excepción del Dacia Spring, el grupo Renault no comercializa vehículos eléctricos procedentes de China, buscando, en cambio, capitalizar la nostalgia de su Renault 5 en Francia. Al igual, Stellantis no Fabrican en China y se establece la meta de producir en su suelo europeo, rescatando instalaciones que ya estaban distribuidas por varios países europeos.
Simultáneamente, China también necesita establecer acuerdos que le permitan continuar vendiendo vehículos fuera de sus fronteras. En un escenario donde la producción amenaza con generar un excedente de automóviles, empresas como BYD buscan afianzarse entre los cinco mayores fabricantes de automóviles del mundo, mientras que Geely se posiciona como el tercer productor más grande de autos eléctricos, solo detrás de BYD y Tesla.
Foto | Byd y Antoine Schibler
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