La Estación Espacial Internacional (EEI), que ha estado en órbita alrededor de la Tierra desde 1998, se encuentra en un estado preocupante. Según el comité de seguridad que asesora a la NASA, la EEI ha entrado en una fase crítica que podría amenazar los últimos años de su vida útil. Esta situación ha generado inquietud entre los expertos y el público por igual, dado el papel crucial que ha desempeñado la estación en la investigación espacial y la colaboración internacional.
Máxima preocupación. Durante una sesión pública celebrada el 17 de abril, expertos del Panel Asesor de Seguridad Aeroespacial (ASAP) —un comité independiente creado para brindar asesoramiento a la NASA sobre cuestiones de seguridad— expresaron su «profunda preocupación» acerca del estado de la Estación Orbital, que presenta signos evidentes de envejecimiento y deterioro. Tuvieron la oportunidad de resaltar que la EEI ha comenzado a atravesar uno de los momentos más delicados de su existencia, según lo expresado por Rich Williams, un miembro destacado del comité. En su análisis, Williams no mencionó problemas recientes, sino que se enfocó en una acumulación de problemas técnicos y déficits presupuestarios que pueden comprometer las operaciones de la estación en el futuro cercano, tal como se informó en un artículo de Spacenews.
Uno de los problemas recurrentes que ha sido objeto de discusión en es la fuga de aire en el módulo ruso Zvezda. Este problema, que se origina en un pequeño túnel de transferencia (designado como PRK), ha sido motivo de numerosos estudios. Las grietas fueron detectadas por primera vez en 2019, pero desde entonces la fuga de aire ha ido aumentando, alcanzando su punto máximo en abril de 2024. A pesar de los múltiples esfuerzos de investigación entre la NASA y su contraparte rusa, Roscosmos, no se ha llegado a una solución definitiva o a un consenso sobre las causas subyacentes de estas fugas de aire.
Grietas que no se cierran. El comité ha calificado la situación de las fugas como uno de los aspectos «más preocupantes» de la EEI, otorgándole un riesgo de «5 de 5», la clasificación más seria desde agosto de 2024. Según Williams, está prevista una reunión en Moscú este mes para abordar nuevas medidas de contención. Por el momento, las agencias espaciales han optado por limitar la reparación del túnel afectado, manteniendo además la escotilla que permite la conexión al resto de la estación.
Miedo a la caída inesperada. Actualmente, se proyecta que la Estación Espacial Internacional sea retirada entre 2030 y 2031. La NASA ha encargado a SpaceX el desarrollo de un barco especial (USDV) capaz de llevar la estación al Océano Pacífico, donde se espera que su reentrada a la atmósfera no cause ningún daño. Sin embargo, el Comité de Seguridad ha manifestado su preocupación por la falta de un plan de emergencia para retirar la EEI antes de que este vehículo esté listo. Según Williams, si se produce la retirada de la Estación Espacial Internacional antes de que el USDV esté disponible, el riesgo para el público debido a los restos en descomposición aumentará de manera significativa, dado que estamos hablando de una estructura que pesa aproximadamente 450 toneladas.
Otro dolor de edad. Asimismo, la escasez de repuestos está añadiendo otro nivel de complejidad a estos problemas. Mantener un inventario suficiente de piezas de repuesto para sistemas críticos, como el soporte principal de la estación, se ha vuelto cada vez más complicado, ya que algunos componentes tienen alrededor de 30 años y los proveedores originales ya no existen. Las escafandras utilizadas para actividades de extravehículo, que también fueron diseñadas hace décadas, están mostrando signos de desgaste. En junio de 2024, un problema con el refrigerante llevó a cancelar una caminata espacial por el temor a un incidente similar al de 2013, cuando el astronauta Luca Parmitano casi se ahogó debido a una infiltración de agua en su casco durante una actividad extravehicular.
También se han presentado otros problemas relacionados con las naves espaciales que sirven a la EEI, incluyendo fallos en el duro Boeing Starliner y preocupaciones sobre olores nauseabundos procedentes de los vehículos de progreso MS 29. Todo esto se suma a una lista de problemas que representan un creciente desafío para la seguridad y sostenibilidad de la estación.
Una cuestión de dinero. Según el Comité ASAP, todos estos riesgos tienen un denominador común que es «un gran déficit presupuestario». Aunque los expertos no han especificado el monto exacto del déficit, los datos indican una reducción en el presupuesto operativo y de mantenimiento de la Estación Espacial Internacional, que ha pasado de $1,030 millones en 2023 a $993 millones en 2024. En su informe anual de 2024, el comité ya había advertido que los costos asociados al vehículo USDV y la financiación de futuras estaciones comerciales podrían poner en riesgo la capacidad de la NASA para llevar a cabo operaciones normales y de emergencia de manera segura en la EEI.
Mientras tanto, se ha mencionado que Elon Musk ha propuesto que la construcción de un nuevo vehículo se realice para 2027 como una posible solución a esta problemática que amenaza la estabilidad y operación segura de la Estación Espacial Internacional.
Imagen | OLLA
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