En el reciente mensaje anual dirigido por el presidente Rodrigo Chaves a la Corte Suprema, se evidenció un tono de confrontación. Este discurso, emitido el lunes, fue considerado por muchos como una «expresión ofensiva que tiene la intención de obtener la legitimidad del poder judicial». La reacción ante tales afirmaciones no se hizo esperar y generó un intenso debate en la esfera pública.
El martes, en respuesta a las declaraciones del presidente, Aguirre emitió una declaración categórica, acusando a Chaves de realizar críticas que van más allá de la política. En sus palabras, Aguirre expresó la necesidad de recordar que Costa Rica es una democracia constitucional basada en la división de poderes. «Esta no es una formalidad simbólica», subrayó, «sino que se sostiene en la garantía real de que ningún poder estatal puede prevalecer sobre otro, y todos los funcionarios deben actuar dentro de los límites establecidos por la Constitución».
Aguirre mostró especial preocupación por las afirmaciones realizadas por el presidente en relación con decisiones tomadas por la agencia, así como la falta de evidencia que las apoye. «Declaraciones como las emitidas en este discurso, donde se habla de ‘fiscales corruptos’ y se sugiere la existencia de ‘redes de cuidado’ junto al uso político de la justicia, no solo son innecesarias, sino que también representan una amenaza para el equilibrio democrático y el respeto mutuo entre los poderes del estado», argumentó Aguirre con firmeza.
En conclusión, Aguirre rechazó lo que él denomina un «intento de deslegitimar el juicio» de Chaves, advirtiendo que «este tipo de declaraciones socavan la confianza de los ciudadanos en las instituciones y debilitan el estado de derecho. En una democracia como Costa Rica, este tipo de retórica no tiene cabida», añadió con énfasis.
Los jueces dicen evitar demandas y buscar reforma
Ante este clima tenso, el presidente del poder judicial hizo un llamado a la institución, enfatizando que también se están buscando mejoras dentro de su estructura. «El poder judicial no es ajeno a los desafíos estructurales ni a las legítimas expectativas de los ciudadanos en cuanto a mejoras», expresó Aguirre, reafirmando su compromiso con la eficiencia, la transparencia y la cercanía con la población.
Sin embargo, el presidente Aguirre dejó claro que estos esfuerzos deben hacerse respetando la autonomía del poder judicial y evitando que el debate público se convierta en un ataque institucional. «No estamos interesados en colisionar. Nuestro deber y enfoque se centran en mejorar la administración de justicia y en seguir colaborando con los servicios del país», concluyó Aguirre en su llamado a la unidad y al respeto mutuo.
Lo que dijo el presidente sobre la justicia
En su intervención el 5 de mayo, el presidente Chaves hizo declaraciones contundentes en relación con el sistema judicial. En un tono contundente, acusó a los tres fiscales generales anteriores de actuar con arbitrariedad y parcialidad. «¿Bajo qué incentivos se toman estas decisiones? Solo Dios lo sabe», exclamó, aludiendo a una falta de puntualidad en las acciones judiciales.
Chaves también mostró su escepticismo respecto a la falta de investigaciones y juicios en casos de corrupción que involucran a la clase política. Sembró dudas al sostener que existen «redes de protección» operando, «como un reloj suizo», que custodian ciertos intereses en la política nacional. Esta narrativa fue reforzada por su comentario de que «no hay justicia para todos» en la oficina del fiscal, afirmando que muchos casos de corrupción «siguen durmiendo el sueño de los justos, sin lograr una condena».
Estas declaraciones enardecieron aún más el clima político, ya que el presidente Chaves ha tenido ciertos enfrentamientos públicos con el actual Ministro de Justicia, Carlo Díaz, a quien ha calificado en diversas ocasiones como «corrupto» y «un títere del barrio». Este tipo de retórica, cargada de acusaciones y desafíos, añade una complejidad adicional al jábima del poder judicial y político de Costa Rica.
Además, el presidente instó a los diputados y magistrados a reflexionar sobre el legado que dejarán. «No se puede ser parte de un sistema que protege a los intocables y que permite que la justicia no esté en equilibrio, sino que sea calculadora», enfatizó Chaves, sugiriendo que sin un cambio organizacional en el poder judicial y la oficina del fiscal, Costa Rica continuará siendo rehén de intereses especiales y redes de corrupción.









