






El reloj marca las 6 de la mañana y Diego Murillo y sus compañeros inician una nueva jornada de recogida: bolsas y cajas de basura, mal olor y muchos peligros por delante.
La primera bolsa del día desprende un hedor insoportable. Son residuos y malos hábitos de la sociedad.
Los recolectores indicaron el paso del camión de la basura. Llevan ropa reflectante, guantes gruesos y botas especiales.
Lo que debería ser una jornada laboral normal supone un peligro constante.
Nadie sabe qué encontrará en cada bolsa. especialmente cuando falta de empatía y hay negligencia civil.
Vidrio, espinas, ramas, picos de madera y otros desechos son el tónico. Levantar una bolsa de basura puede provocar un corte que ni siquiera los guantes especiales pueden evitar.
En un recorrido de recolección de menos de 100 metros abandonaron vecinos de Montes de Oca bolsas de vidrio, espinas, tierra, sillas y hasta un colchón.
«Todos los días se trata de recoger basura. Bolsas llenas de vidrio, bolsas grandes de pasto con espinas. Hay gente que no se da cuenta», dice el recolector, que aprecia cuando la gente usa cajas para colocar vidrio.
El sobrepeso de las bolsas
El peso es otro enemigo silencioso. El pensamiento erróneo de que “cuanto más grande es una bolsa, más puedes meter” acaba dificultando la tarea.
Las bolas que pesan hasta 40 kilos generan una sobrecarga de peso que es la principal causa de lesiones crónicas, fracturas y dolor de espalda.
Un esfuerzo mal ejecutado puede resultar en discapacidad y dejar a una familia con limitaciones financieras.
Las horas pasan y para los coleccionistas, los kilómetros recorridos siguen un camión maloliente.
El ardiente sol también acompaña al equipo, que debe realizar un recorrido de hasta 4 horas sin parar.
lo que no se ve
Generalmente los coleccionistas pasan segundos frente a las casas y se llevan todo con cortes, golpes, rayones e incluso defectos.
«Hay que tener mucho cuidado, sobre todo porque los chicos van detrás. Hay que conducir con cuidado», dice Luis Madrigal, conductor del camión recolector.
El directivo recordó cómo un cobrador fue golpeado con un palo y la Cruz Roja acudió a la emergencia.
El cansancio de los recolectores se nota en su apariencia y en la forma en que se quitan los guantes, ansiosos por un descanso.
Es la primera línea de defensa de la salud de la ciudad..
Llamado a la conciencia
Para Empresas Berthier EBI de Costa Rica (EBI), gestora de más del 70% de los residuos del país, es fundamental hacer un llamado urgente a la ciudadanía a disponer correctamente de materiales cortantes y peligrosos como vidrios, agujas, jeringas e incluso aerosoles y productos electrónicos.
Según datos de su departamento de salud laboral, se ha producido un aumento alarmante tanto en la frecuencia como en la gravedad de los incidentes relacionados con este tipo de residuos.
«Hay una serie de riesgos como objetos punzantes, bolsas extremadamente pesadas que los chicos tienen que levantar, incluso botes para tirar basura», explicó Mario Pacheco, jefe de Salud Ocupacional.
Aunque las entidades intentan mantener la seguridad de los recolectores con estudios, equipos y condiciones óptimas, aunque los peligros que enfrentan son diarios.









