Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer – Diario cr

En medio de sus recuerdos y con una tranquilidad que sólo surge de superar una gran lucha, Melissa Hernández, maestra de primaria de 36 años, revive el proceso que cambió por completo su vida.

Desde su casa, acompañada de su esposo Rodrigo y sus 2 perros, Lizzy y Chispa, recuerda el proceso que cambió por completo su vida y habla con la tranquilidad de quien ha aprendido a valorar cada día como un regalo. Su mirada transmite gratitud, pero también la fuerza de quien ha encontrado la luz en medio de la incertidumbre.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Cortesía.

«he nacido de nuevo… A veces incluso miro fotos del antes y no puedo creer lo que pasé, pero sí siento que he tenido un despertar en muchos aspectos de la vida. Aunque es una situación que no se lo deseo a nadie, agradezco a la vida por hacerme pasar por un proceso como este porque al final aprendí más de lo que me pudo haber quitado”, expresó con una sonrisa que mezclaba alivio y gratitud.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

El día que lo cambió todo.

El diagnóstico llegó cuando menos lo esperaba, en un momento de realización personal. Durante meses Melissa cuidó su alimentación, hizo ejercicio y se sintió en su mejor forma física. Por eso, cuando notó algo extraño en su cuerpo, pensó que se trataba de una simple lesión muscular. Sin embargo, la realidad fue bastante diferente.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Cortesía.

«Diría que fue una época bastante caótica. No tengo ningún factor genético ni antecedentes de cáncer en mi familia. El único riesgo era ser mujer y el estilo de vida. Así que para mí era demasiado nuevo», explicó.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

«Empecé a hacer mucho ejercicio y gracias a eso me di cuenta. Después de un ejercicio de pecho, al día siguiente, cuando me fui a bañar, sentí un bulto en el seno derecho. Pensé que me había desgarrado un músculo o algo así, pero luego me hicieron una ecografía y me dijeron que no se veía bien, que necesitaba una biopsia. Cuando tuve el resultado, me dijeron que estaba separado, y me dijeron que era malicioso.

Durante los primeros días, la palabra «cáncer» resonaba con miedo. Melissa admite que en su mente lo asociaba con la muerte, no sabía a qué se enfrentaba ni cómo reaccionar.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Cortesía.

El apoyo que la sostuvo

En medio de la confusión y el miedo, su familia se convirtió en su refugio. Su marido fue quien la apoyó emocionalmente cuando todo parecía derrumbarse, acompañándola en cada cita, cada tratamiento y cada caída del cabello.

«Lo primero que pensé fue que me iba a morir. Asocias la palabra cáncer con muerte… Mi marido era mi eslabón más fuerte. Sin él no sé cómo habría aguantado todo el proceso. Me dio demasiada paz, incluso cuando se me estaba cayendo el pelo me decía: disfruta el proceso. Nunca usé peluca, y por supuesto lo viví así», explicó.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Cortesía.

Con el paso de los meses, Melissa comprendió que la enfermedad no era sólo un desafío físico, sino también mental. El cáncer la obligó a mirar hacia adentro, a reconciliarse con sus emociones y su fe. A pesar de los momentos de ira y de las preguntas sin respuesta, encontró en Dios la fuerza para seguir adelante y en el amor de sus seres queridos el impulso para no darse por vencido.

«A veces me enojaba con Dios porque justo cuando me sentía más saludable llegaba el diagnóstico. Pero entendí que tenía un propósito. La curación no fue sólo física, fue del alma, del cuerpo y del espíritu. Aprendí demasiado», explicó con voz tranquila.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

El proceso médico que comenzó en septiembre de 2024 fue largo y exigente: quimioterapia, cirugía y radioterapia pusieron a prueba su cuerpo y espíritu, pero Melissa no enfrentó sola la batalla. Sus hermanos, amigos y colegas se unieron para apoyarla, recordándole con cada visita y mensaje que no estaba sola.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

«Mis hermanos, mis amigos, personas que nunca pensé que estarían ahí estuvieron. El apoyo que tuve fue crucial. Le doy muchas gracias a Dios porque él fue quien me apoyó cuando tuve miedo», dijo.

Retos, pausas y nuevas lecciones

Durante su proceso, Melissa no solo enfrentó los efectos físicos del tratamiento, sino también el desafío emocional de interrumpir varios aspectos de su vida.

Uno de ellos fue dejar temporalmente su trabajo como maestra, trabajo que la llena de propósito. Sus alumnos, con quienes compartió 3 años consecutivos, también se convirtieron en parte de su motivación para recuperarse.

«Llevo tres años con el mismo grupo y fue muy difícil separarme de ellos. Soy como una mamá gallina, me encanta burlarme de ellos. Fue un desenfreno grande, pero poco a poco lo logré», dijo.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

En casa, sus 2 perros se convirtieron en su más fiel compañero, Lizzy y Chispa nunca la dejaron sola ni un momento. En los días más difíciles del tratamiento, parecían entender lo que estaba pasando.

«Son mis bebés. Lizzy es muy apegada a mí, y cada vez que iba al hospital, cuando regresaba, no me soltaba. Sentí el amor de Dios a través de ellos, ese cuidado incondicional», dijo con ternura.

Hoy, Melissa habla con gratitud y esperanza, su sonrisa refleja una nueva forma de ver la vida.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

«A pesar de todo lo que pasé, doy gracias a Dios. Creo que me dio una segunda oportunidad de ver la vida con otros ojos».

También agradece al equipo médico que la acompañó en el proceso: Dr. Barrientos y Dr. Calvo, del Hospital San Juan de Dios, por su trato humano que hace la diferencia.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.

Su historia es un recordatorio de que la detección temprana salva vidas. Por eso Melissa aprovecha cada oportunidad para compartir un mensaje de conciencia y esperanza.

“No esperen hasta los 40 años para hacerse los exámenes, a mí me llegaron a los 35. Hacer los exámenes a tiempo nos puede salvar la vida, y sobre todo no perder la fe, Dios nos da salud integral, en alma, cuerpo y espíritu”, concluyó.

Melissa Hernández, sobreviviente de cáncer de mama. Foto: Isaac Villalta.